Amaneceres
Bella es la cordillera
que cubre el horizonte
el amanecer de los ojos
cada mañana
No hay más que esas montañas
con trazos blancos cruzando las alturas
y el sol veleidoso en primavera
amaneciendo de vez en cuando
una mañana si y otra no
La cordillera abraza la ciudad
tan cerca y tan lejos entre las nubes
frente a la cama y en torno al cuerpo
que yace lánguido entre las sábanas
mirando amaneceres y ocasos
El recuerdo acuna la piel que no presiente
no aguarda el roce de labios encendidos
ni la sutil caricia de los dedos
que recorran un cuerpo sin fronteras
Escapan los sentidos
huyen los ojos que una vez se iluminaron
ante la piel desnuda entre sus manos
Los labios entreabiertos
permanecen temblorosos esperando el beso
ese que no llega que nunca volverá
Qué importa
Caminar por las calles
vivir los dolores de uno y otro
sentarse sobre lápidas no escritas
escuchar secretos y misterios
Sentir la brisa de la noche
susurrando entre las esquinas
el terror de un futuro ignoto
que vendrá no importa qué
a besar tu vida y abrazar tu muerte
Qué importa que la noche sea oscura
o iluminada por luna esplendorosa
si el corazón navega oscuridades
y la piel habita el desierto de la soledad
Qué importa que el sol ilumine las mañanas
si en el cuerpo no vive piel hambrienta
si en los poros no sopla la brisa del deseo
ni en las venas navega la belleza de tu rostro
Qué importa que la vida siga palpitando
que los días continúen navegando
si nadie acaricia tus deseos
y las noches son la muerte de los besos
Cortarse las venas
Si tuviera el valor de cortarme las venas
sin pensar en la suciedad de las sábanas blancas
ni la sangre escurrirse y caminar en la blancura
mientras la vida escapa hacia la nada
sería una heroína una tremenda poeta
aunque todo lo escrito signifique poco
la sangre sería un acto poético
arte poética según los exégetas
Tener el valor de mirar la sangre
escapando de las venas hacia la nada
es poesía verdadera poesía
de esa que no teme a la muerte
que la abraza y se sumerge en sus latidos
hasta el éxtasis supremo de no sentir
más que un verso inhalando y exhalando
el pasado que se añora
y el futuro que no existe
La primavera, la estación más bella y nostálgica del año, enciende amores y cultiva la melancolía entre aquellos espíritus sensibles que se balancean a diario bajo el sol que acoge los amores y las nubes que abrazan los demonios de la soledad. Es la estación perfecta para el haikú, una imagen, un instante capturado en diecisiete sílabas repartidas en tres versos (5/7/5)
La bruja silba
entre negros zorzales
verde tonada
Ser una bruja
entre las flores frescas
en primavera
Las satánicas
esas endemoniadas
de primavera
Amor de brujo
misterio en humedales
de flores negras
hoy como ayer
los grises días eternos
besan mis labios
Brujos y brujas
bajo la luna roja
desenfrenados
Los bellos brujos
nacen en primavera
aman al sol
La primavera
tan triste y tan bella
sin corazón
. Besos ausentes
de los labios resecos
entre la hierba
Besos y lluvia
empapan las veredas
de la ciudad
El sol que llora
puede entibiar un día
entre penumbras
Horas sin rumbo
entre flores y hojas
estremecen
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