Los días son como hierba creciendo en campos olvidados
la infancia soñadora de ese antaño ya perdido
que navega entre las sombras de un presente atormentado
Los días son barcas sorteando tempestades
tormentas que aúllan en las sombras
fantasmas que circulan sobre olas y corales
de múltiples colores y aullidos brotando de las rocas
monstruos ancestrales e inclementes
que asedian las miradas sobre corazones abrazados
por azules venas estranguladas por la pena
de un haber sido y un no ser para un futuro que no llega
que no está que no vendrá y que se perderá en la nada del no ser
Los días son horas interminables de ansiedad y espera de un jamás
de ese momento que no llega y que no existe
entre los brazos de la ausencia interminable de un pasado
que fue y no fue entre los brazos exangües sin destino
sin futuro sin esperanza sin quizás
Los días cada día al alba y en la noche
también en el ocaso y mediodía
son penas que se acurrucan entre versos
y agonizan entre palabras perdidas en el tiempo
que fue y escapó entre otros días
sin rumbo esperando melodías
Un grito un aullido entre las horas
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