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Guillermo Núñez Adiós a un artista comprometido con la historia

En las postrimerías de este congelado mayo, mientras el frío nos atrapa en su dolor, nos deja Guillermo Núñez, un artista extraordinario de un talento superior, una persona comprometida que realizó la mayor parte de su obra inmersa en la realidad de Chile y sus habitantes.


Este otoño no solo se ha caracterizado por el frío y las intensas lluvias de mayo, algo no visto ni sentido en las décadas precedentes, sino también por una seguidilla de muertes que, cual hojas de otoño han trasladado a seres entrañables a otras esferas. No más de una semana atrás, nos dejó Carmen Berenguer, la poeta de la calle, la tremenda, la punk, aquella que plasmó en versos el dolor de la rebeldía, la desesperación llevada al extremo de entregar la vida por una causa (Bobby Sands desfallece sobre el muro) y la belleza de soñar sin límites desde la marginalidad que compartió con Pedro Lemebel (se autodenominó siempre como la tercera yegua en alusión a su participación con las Yeguas del Apocalipsis).

Y cuando apenas nos reponíamos de su partida, navegando entre las aguas del día más lluvioso del último tiempo -como si el universo agorero llorara por anticipado- nos dejó tras sus pasos Guillermo Núñez, el notable artista plástico, que integró en su trabajo el grabado, la pintura, el arte objetual, la gráfica, las instalaciones y el objeto, un polímata que incursionó en la instalación, la serigrafía, en la escenografía y la poesía, centrándose en la persona y la problemática social.


Guillermo Núñez, el artista que tempranamente, apenas cruzando la veintena viajó a Francia para estudiar en la Academia Grand Chaumiére y en la Biblioteca del Arsenal y de la Opera, época en que conoció a Roberto Matta, de gran influencia en su obra inicial.

El joven artista que estudió grabado en UMPRUM, Alta Escuela de Artes Aplicadas de Praga y fue becado por el Ministerio de Cultura de ese país y viajó por toda Europa relacionándose con grandes artistas visuales, directores de cine y poetas de la época (década de los 50 y 60) y continuó estudios en Nueva York para retornar a Chile en 1965.


“Los de derecha estaban en contra porque sentían que yo prostituía el museo, y los de izquierda decían que el arte no debía estar encerrado, sino en las calles. Yo solo pensaba que el museo era un arma y que teníamos que usarla para apoyar a Allende”, Guillermo Núñez.


El mismo artista que se comprometió con la campaña presidencial de Salvador Allende Gossens y que una vez que este llegó al poder, fue elegido para dirigir el Museo de Arte Contemporáneo entre 1971 y 1972, decidiendo abrirlo a la comunidad con gran escándalo de los sectores conservadores de la sociedad chilena.


También, el hombre que fue detenido dos veces durante la dictadura civil/militar. Primero a causa de un favor que le hizo a un amigo relacionado con el MIR, quien le pidió que escondiera en su parcela, ubicada frente al Club de Tiro de Lo Curro a un militante del movimiento y, la segunda, como consecuencia de una exposición que montó en la Galería de Arte del Instituto Chileno-Francés, inspirada en los cinco meses que estuvo prisionero. Luego de cuatro meses en manos de la DINA en Villa Grimaldi, fue expulsado junto a su compañera Soledad Bianchi en 1975 con un pasaporte que solo servía para salir de Chile.

Guillermo Núñez siguió trabajando en el exilio, logrando gran reconocimiento internacional y regresó definitivamente a Chile en 1987 para, incansablemente, hasta su partida, continuar aportando a la difusión del arte entre los marginados de este país y en ese afán, su obra es un reflejo de0 los conflictos sociales, las diferencias políticas y la violencia derivada de ambos.


A partir de los noventa, ya en plena madurez, recibe numerosos reconocimientos como el Premio a la mejor exposición en Artes Visuales del Circuito de Críticos de Artes de Chile, el Premio Altazor de las Artes Nacionales (en tres ocasiones) y finalmente, el Premio Nacional de Artes Plásticas. Sin embargo, más allá de los reconocimientos oficiales, el cariño y respeto de aquellos con los que trabajó durante toda su vida, es quizás lo que hoy debemos destacar en Guillermo Núñez, un grande que, como todos los verdaderamente inmensos, nunca dejó de ser un humilde artista de su pueblo al que podemos despedir con una frase rescatada de una reciente entrevista:


“Alguien que realmente te ama puede ver lo complicado que puedes ser, lo malhumorado que te puedes volver, lo difícil que puedes ser de manejar, pero aún así te quiere en su vida”. Guillermo Núñez


Adiós Guillermo Núñez, este último viaje no lo podrás dibujar ni pintar para los que te amamos, pero tu obra seguirá acompañándonos y siendo fuente de inspiración.




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