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Julio: el mes que coronó a un hombre con la eternidadBrilla en el cielo,pero el frío permanecedonde el nombre duele.

Antes de que llevara el nombre de un hombre, julio fue Quintilis: el quinto suspiro en un calendario que nacía en marzo. Un mes sin dioses, sin relato, sin canto. Pero la historia no tolera los vacíos por mucho tiempo.


Tras el asesinato de Julio César en el año 44 a.C., el Senado romano decidió sellar su memoria en el tiempo mismo: Quintilis se convirtió en Julius. No fue solo un homenaje, sino una consagración. César, artífice del calendario juliano, no solo marcó los días: se convirtió en uno. Luego sería divinizado como el Divus Julius, subiendo al cielo en forma de estrella. Así, julio dejó de ser un número y se volvió legado.


Tristeza azul

anclada en un invierno

de días sin huella

 

Pero el tiempo —como la historia— no se deja poseer del todo. Incluso en medio de mármol y decreto, julio puede sentirse hueco. Hay inviernos donde no florece nada, aunque las estrellas insistan.

Y sin embargo, renombra. Nombra de nuevo. A veces no con poder, sino con silencio:

El calendario

lleva su nombre muerto—

ruido de espada

 

Cada hoja que cae del almanaque repite una historia que parece lejana, pero que aún late. Julio —nombre y mes— es lo que queda cuando el poder quiere burlar a la muerte.

 

Cristina Wormull Chiorrini

Presidenta PEN Chile

 

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