Quiero conversar contigo
contarte de mis penas pequeñas ante las tuyas
quiero que escuches el lamento de esta boca
lacerada por callar lo que debía gritar
quiero apoyarme en tu hombro mestizo
que me acunes en tu fuerte pecho
y acaricies con ternura mis fracasos
Quiero ser la mujer que soñé en la adolescencia
que extrañé en el viaje de la vida
que rescato hoy recorridos tantos caminos
como tú Lucila
que anduviste por senderos de piedra
sufriste el frío y la soledad de la desolada Patagonia
te empapaste del ansia de los niños mexicanos
compartiste el sueño de Sandino
y la discriminación de la nación mapuche
para reinar en las asfaltadas calles de Estocolmo
Los días el tiempo
se han ido en una brisa volada de partidas
las décadas se han marchado cargando ilusiones y quebrantos
he llegado a este nuevo aniversario combatiente
a desnudar la debilidad que me viste
a vestir de lila mis fortalezas
con las venas desgarradas y sangrando
mirando la inmutable cordillera de tus y mis sueños
Ay, de tanto amarte y admirarte hoy me atrevo a confesar
que nada puede impedir la locura que me habita
cicatrizadas mis heridas emponzoñadas
anida el cinismo en mis entrañas
y busco refugio en la naturaleza en tus versos
que dibujaron esta larga franja que nos cobija
Lucila devenida Gabriela por admiración a D'anunzio
y Mistral en tributo a Mistral el occitano
compartieron galardón tras cuatro décadas
la única hispanoparlante en obtenerlo
en la inmensidad del verso masculino
Hoy miro a las flores empoderadas
renace en mi corazón la esperanza
y anhelo que tus sueños y los que sobreviven
en mis venas torturadas
cuajen entre colores y sonrisas
hagan fuerte mi cuerpo
con los pies descalzos en la tierra
abrazada por todo lo que de ella nace
(Cristina Wormull, inédito)
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