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Proletarios del mundo uníos Su autora: Flora Tristán. El martillo y la rosa

“Me quedé sola, completamente sola, entre dos inmensidades: el agua y el cielo.” Peregrinaciones de una paria, Flora Tristán


Doña Flora Célestine Thérese Henriette Tristán y Moscoso Lesnais fue el nombre completo de aquella notable mujer, escritora, pensadora socialista y feminista francesa (de ascendencia peruana) que pasó a la historia como Flora Tristán. Su padre, un aristócrata y coronel peruano oriundo de Arequipa y su madre, francesa. Su padre no la reconoció legalmente como hija y después de una primera infancia de lujo (su padre murió cuando ella apenas se empinaba en los 5 años), su madre quedó en la más absoluta pobreza y se trasladó con Flora a un barrio marginal de París, donde vivieron en condiciones paupérrimas.


Con apenas 16 años comenzó a trabajar como obrera colorista en un taller de litografía y para salir de su pobreza se casó con el dueño del taller a los 17. Con él tuvo tres hijos, entre ellos una niña, Aline, que al crecer se convertirá en la madre del pintor Paul Gaugin. El marido era tremendamente celoso y brutal y Flora huyó del hogar llevándose a sus hijos. El hecho de ser hija natural y esposa separada la convirtieron en una “paria”. Su marido la persiguió incansablemente hasta que, a través de un acuerdo judicial ella se quedó con su hija, mientras que el hijo permaneció con su padre (el otro había muerto a poco de nacer).


Las raíces del feminismo en el movimiento socialista hay que buscarlas en Flora Tristán la poco conocida autora, por no decir desconocida, de la consigna «Proletarios del mundo, uníos».


Flora vivió muchas peripecias en busca de sustento para ella y su hija e incluso viajó a Lima donde intentó infructuosamente obtener de los parientes de su padre, parte de su herencia y fue testigo de la guerra civil producto de la crisis política de 1833. Sobre sus experiencias en Perú, Flora escribió un diario de viaje que fue publicado con el nombre de Peregrinaciones de una paria y que no gustó mucho a los peruanos que la declararon persona non grata.

A su regreso a Francia inició una fuerte campaña en pro de los derechos de la mujer, de los trabajadores y en contra de la pena de muerte. A esas alturas ya se encontraba separada legalmente, pero su ex marido intentó asesinarla disparándole en plena calle y dejándola malherida y con una bala en el cuerpo que llevó hasta su muerte. Una vez recuperada y habiendo logrado que su marido fuera enviado a prisión, publicó un programa socialista en L’Union Ouvriére (La Unión Obrera) donde aboga por la necesidad de la organización obrera y su unidad universal, unida a la emancipación de la mujer. Fue la primera persona y, por supuesto, la primera mujer que habló de la lucha conjunta de los proletarios del mundo. Y es ahí donde acuña la consigna Proletarios del mundo, uníos. Fue conocida y reconocida por Karl Marx (este incluyó sus libros en su biblioteca personal) y Friedrich Engels que, en el texto de La Sagrada Familia hacen una defensa del legado de la feminista comunista Flora Celestine.

Tal como sus predecesoras, Olympe de Gouges y Mary Wollstonecraft, Flora trabajó prácticamente sola y en pésimas condiciones. A contramano de las tendencias de su época y superando todos y cada uno de los prejuicios en boga.

Viajó por muchas ciudades incluido Londres, y sobre sus incursiones por los barrios marginales y una visita al Parlamento inglés disfrazada de hombre, escribió su libro Paseos por Londres donde plasma las espantosas condiciones de vida de los trabajadores al comienzo de la Revolución industrial, en su decir, mucho peores que las de los esclavos.

Y si las premisas objetivas para la revolución obrera estaban inmaduras, su obra será, en todo, un producto de aquella época y de ese período de transición entre el “ya no más” de la revolución burguesa y el “todavía no” de la revolución proletaria. Por eso es posible afirmar que Flora Tristán se sitúa a mitad de camino entre el socialismo utópico y el socialismo científico: sus artículos y folletos no pueden encuadrarse, sin esfuerzo de conciliación, con sus maestros e inspiradores; pero tampoco puede incluírsela entre los segundos, fundamentalmente por su desconocimiento de la economía política y su insuficiente análisis de clase, aun cuando haya sido precursora y adelantó alguna de las ideas fundamentales que, pocos años más tarde, Marx y Engels darían a conocer al mundo a través del Manifiesto Comunista.

Y a pesar de ser “una mujer sola contra el mundo”, respetada y amada por los trabajadores, a quienes dedicó su vida y quienes la honraron con las palabras grabadas sobre su tumba: “A la memoria de la señora Flora Tristán, autora de ‘La Unión Obrera’, los trabajadores agradecidos. Libertad, Igualdad, Fraternidad, Solidaridad.”


Conocedora de las ideas de socialismo utópico de Charles Fourier y seguidora del socialista francés Saint Simon, Flora Tristán fue una feminista adelantada o Avant la lettre, pero cuya obra no es muy frecuentemente citada por las feministas francesas e inglesas, quizás por su origen hispano, a pesar de que siempre publicó en francés. Increíblemente, el mejor homenaje se lo rindió Mario Vargas Llosa cuando, basándose en su biografía y su ideario político la calificó como «una temeraria y romántica justiciera», en la obra El paraíso en la otra esquina que publicó en 2003 y que dedicó a Flora Tristán y a su nieto Paul Gauguin.

Murió de tifus en 1845 a los cuarenta y un años, cuando se encontraba en Burdeos, una de las ciudades que visitó en la gira que hizo por toda Francia para predicar sus ideas socialistas y de emancipación de la mujer. Un año después apareció su obra La emancipación de la mujer.


Su existencia, marcada por innumerables aventuras y adversidades, así como su relato de esa vida, hacen de Flora Tristán un personaje notable: la Paria, la Mujer-Mesías. Y a pesar de ser “una mujer sola contra el mundo”, respetada y amada por los trabajadores, a quienes dedicó su vida y quienes la honraron con las palabras grabadas sobre su tumba: “A la memoria de la señora Flora Tristán, autora de ‘La Unión Obrera’, los trabajadores agradecidos. Libertad, Igualdad, Fraternidad, Solidaridad.”



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