No hay que creer de aquellos
que sonríen y lucen felices
no esconden tras la sonrisa
océanos de tristeza y soledad
como aquellos donde habitaban
Caribdis y Escila en tiempos de Medea
Jasón y los Argonautas
No hay que creer que Eurípides escribió la magnífica
la incomparable tragedia de Medea
hija de Eetes y de la ninfa Idía
sacerdotisa de Hécate
diosa de la magia
la noche los fantasmas y la muerte
sobrina de la maga Circe
solo por azar
Las tragedias griegas las contemporáneas
se escriben sobre mitos mentiras y verdades
que el viento susurra entre senderos y avenidas
mientras la traición se consuma entre la luna y el sol
Las tragedias no solo narran amores traicionados
hablan también de amistades alevosamente caducadas
un misterio inexplicable entre cómplices de tantas lunas
que de una noche para otra cruzaron entre Caribdis y Escila
y fueron devorados por los monstruos
La amistad forjada entre duelos y venturas
cruzando ripios y pantanos insalubres
abraza a dos lobos esteparios
vapuleados por avatares de la vida
consuela soledades celebra alegrías muere en la tragedia
.Ni amores esporádicos ni aventuras sin destino
mellan la amistad de lobos solitarios
un enigma inentendible la fragilidad de ese enlace
destrozado un día cualquiera
por malentendidos desacuerdos y muros invisibles
Eurípides los coros griegos
supieron cantar tragedias
mas en este siglo de pandemias competencia y soledad
nadie cuenta estas historias salvo Bukowski
que se atrevió a decir completamente ebrio
que hay que hundirse
en mucha desesperación insatisfacción y desilusión
para escribir unos pocos buenos poemas
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