Cuando los hijos se van, quedan los recuerdos, las risas, los cantos y los juegos. Es como un ciclo de amor que has vivido y que queda como un broche para siempre en tu corazón.
Tenerte en mis brazos mi niña
fue llenarte de amor y caricias,
mi corazón no daba para más
viéndote beber la leche de mamá.
Fui quizás un padre defectuoso
pero quise ser un protector virtuoso
y en mis alas siempre te cobijé
con mi amor profundo te acaricié.
Qué manera de crecer rápido
impedirlo siempre fue un fracaso,
me encantaba tu risa burlona
y ese hablar que nunca desentona.
Siempre fuiste mi niña hermosa
Verte crecer no me apasiona.
Cada noche con un cuento te dormías
y mi imaginación nunca se rendía.
Y hoy que eres madre
siento un inmenso orgullo de ser tu padre,
gracias por los nietos que me has dados
con los mismos cuentos estaré a su lado.
Comments