La madre se puso a llorar cuando el médico le entrego el diagnóstico del niño, era meningitis y no solamente esa mala noticia le llegó, sino que también no le dio ninguna esperanza de vida y si salía con vida el niño iba a quedar con graves secuelas físicas y mentales. día tras día la madre oraba y lloraba al lado de su pequeño bebé con la esperanza de un milagro. Tanto así, que ese milagro llegó y el bebé empezó a recuperarse lentamente hasta que le dieron el alta para sorpresa de los médicos. Al despedirse de la madre, el médico dijo, -aparentemente el niño se ve normal le haremos un seguimiento para ver si quedó con algunas secuelas- Al crecer parecía un niño normal, pero con el tiempo la madre se dio cuenta que el chico tenía muchas dificultades para hablar hasta que notaron que el niño había perdido totalmente la audición de un oído. Al no poder escuchar bien, pronunciaba muy mal las palabras y por esa misma causa sufrió infinidad de bullyns en el colegio. Un día llegó llorando a los brazos de su madre, ya que no quería volver al colegio. La madre lo sentó en su falda y le dijo con una sabiduría que sólo tienen las madres lo siguiente – Mi niño, hay personas con todo tipo de talentos y también con todo tipo de defectos, ambas sobreviven y se desarrollan en el medio donde Dios los puso. A ti te tocó perder un oído, pero no perdiste la vida, y el mundo jamás se adaptará a ti, sino que tú debes aprender a adaptarte a este mundo cruel, aprende hacerte el sordo cuando te molesten y trata nunca de preguntar dos o tres veces cuando algo no escuchas, después puedes averiguarlo, cuando estés en un grupo si todos se ríen, tú ríe junto con ellos aunque nada hayas entendido, cuando camines con las personas busca poner siempre a las personas a tu izquierda para escuchar mejor con tu oído bueno de la derecha, el mundo nunca se adaptará a ti, sino que tú debes adaptarte al mundo-.
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