EL PACO MALHUMORADO.

Antiguamente en Los Vilos había un sólo peluquero, este señor de apellido Ramírez era un hombre muy culto, conocedor de muchas materias literarias, de deporte, ciencia y política. Pero como tal era un hombre muy hablador que hacía más larga la estadía del cliente tanto del que se cortaba el pelo como del que esperaba su turno, pero la otra característica graciosa que tenía era que mientras se explayaba con sus temas preferidos delante de todos los presentes, él hacía sonar la tijera cerca del oído del cliente para darle la sensación que seguía trabajando. Un día, había cinco clientes esperando su turno para cortarse el pelo, en eso entra un paco muy conocido del pueblo por su mal genio y humor, parsimoniosamente tomó asiento y esperó su turno como un buen monje tibetano, fijando siempre su atención en la habladuría del peluquero, pasó más de una hora de espera hasta que por fin le tocó su turno. Él se levantó de su asiento con una mirada fría y se sentó frente al espejo y el peluquero Ramírez le puso la típica toalla al cuello y con una gran sonrisa le dijo: - ¿Señor cómo lo quiere? - y el paco malhumorado le dijo: -lo quiero callao-