A sido un cruce frontal de fuerzas,
hemos chocado,
junto a la adrenalina aflora mi lujuria
parece que voy a explotar
en un escupo de morbosidad.
Estas en mi mesa ,
te saco de forma suave tu ropa íntima,
huelo tu sexo,
y azoto sobre ti,
mi cuchillo,
castigo por ser única
mi más exquisito bocado.
Soy un hombre normal
no se cómo detener mi instinto cazador
pero es tu olor el que me atrae,
el imaginar tu sabor,
tu ternura.
Cae la lluvia sobre Santiago
y me trae una nueva presa,
te escucho desde un rincón de mi habitación,
te observo con cierta excitación,
como las hienas.
Eres diferente a las otras,
algo cambia mi esquema,
mi sensación es más intensa,
estoy frente a una verdadera carne de placer.
Y me encuentro desnudo,
acariciando tu sexo
oliendo tu olor a hembra,
tomo el cuchillo,
antes deseo darte un beso,
nunca antes había besado a mis presas,
pero siempre me gusto
que estuvieran vivas
mientras extirpaba sus órganos,
siento tu aliento cerca del mío,
y me trastorna los pensamientos,
estoy mirándome frente a un espejo desfigurado.
Quiero hacerlo, pero no puedo.
Acaricio tu cuerpo
Aún esta tibio,
tu olor me seduce,
toco tu intimidad con mis manos,
quisiera penetrarte toda
y hacerte mía solo mía.
Tomo de nuevo mi posición de carnicero
agarro el cuchillo sin pensarlo 2 veces,
entierro el cuchillo directo en el corazón.
Estoy de rodillas orando al cielo mi perdón
Espero cuando despiertes comprendas mi amor por ti.
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