Dedicado a Amanda, compañera de aquellas noches, Travestí que falleció en manos de un psicópata.
Todos tenemos un monstruo dentro,
a veces lo sacamos a la luz
y a veces nos damos cuenta que el monstruo
somos nosotros mismos.
Nedazka Pika
LA ORUGA
Era una tarde más fría que las otras, las calles de Vespucio estaban ya oscurecidas, él acaricia su auto dándole un toque extra de cera, se sabe que pasado las diez de la noche es otro mundo, las gárgolas comienzan a abrir las alas para empezar a buscar una nueva víctima, las mariposas rodean la amapola, juegan entre insectos venenosos que rodean las noches.
Él entra a su baño, se prepara para la noche, él afeito sus piernas escrupulosamente, sin que cupiera detalle de algún pelo, hasta llegar a la entre pierna, se mira al espejo, es la oruga que nunca será mariposa… rompe el espejo de un golpe, no entiende que le está pasando, su mente esta confusa en maniacos pensamientos, termina llorando en el suelo del baño, lleno de sangre, entre el vapor y la locura.
Las hojas caen, haciendo que las ninfas se refugien en un fuego improvisado, los Elfos pasean en el cemento, buscando su calor en botellas de licor y polvos mágicos que los hacen perder el control, la guardia da su vuelta nocturna, prendiendo las sirenas, para hacerse notar, como si eso sirviera de algo, oídos sordos de los delitos nocturnos.
Ya más recuperado, él sé toma un whisky, para controlar la subida de las pepas, sigue sangrando aunque es leve, comienza a seleccionar el disfraz de esta noche, se ve con un pelo rojo crespo y alocado, unos tacones brillantes, un vestido dorado, muy corto para lucir las hermosas piernas, juega con pelucas y plumas, cubriendo su depilado cuerpo, como si fuese la mejor bailarina del burdel, hasta darse cuenta de su pene colgando; se acaba la fiesta, vuelve al whisky, se sienta mirando su puño que aun sangra, arroja whisky a la herida de la mano, comienza el grito de impotencia, de dolor:
- Hasta que te arda !!!
Se ahoga en un mar de lágrimas resentido por un padrastro enfermo, que daño su alma haciéndolo ser, como solo él puede ser, un monstruo, sin sexualidad definida y con una sádica forma de eyaculación, comienza a hacer las rayas de coca en un pedazo de espejo roto, con su tarjeta visa platino, un poco más sonriente después de inhalado el veneno, decide usar un jeans Levi´s., una camisa zara, unos zapatos guante café, bañado en perfume Givanchy, su cadena de platino, su reloj Longines, con el disfraz de hombre.
Mira desde el balcón de su habitación como cae la lluvia sobre la piscina, recuerda los sonidos que escuchaba cuando era niño en las latas del techo, de la improvisada casa de su abuela, donde vivió su infancia, antes que su madre decidiera irse con ese estafeta, y a pesar de los reniegos de su abuela, ella se llevó a su hijo, para no vivir el calvario sola, no pensó en todo el daño que le hacía, arrancándole la infancia por unas bolsas de cocaína, sin pensar en las secuelas, que lo que le pasaría lo marcaria para siempre, nunca volvieron a brillar en él los ojos, su sonrisa se quedó en un pasado de sopaipillas pasadas en los brazos de su abuela.
Decide salir a dar una vuelta para relajarse un poco, a ver que trae esta noche de entretenido, antes de salir, se pega un par de rayas más, para andar más atento a lo que pueda pasar.
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