top of page

La leyenda del perro de hojas (Anécdotas misteriosas)

  • Foto del escritor: Subjetivo
    Subjetivo
  • 7 sept 2020
  • 4 Min. de lectura

Hace un tiempo atrás había escrito sobre seres (por llamarlos de alguna forma) sobrenaturales que poder encontrar por la ciudad de Santiago (si no lo ha leído busque la revista de octubre de 2019). En ese entonces hice una recopilación de cuentos y rumores muy breve, primero porque no existía mucha información al respecto (por no decir nula información) además de algún que otro rumor y segundo porque quería nombrar la mayor cantidad posible.

Aun así mi investigación fue limitada, solo consideré criptidos de Santiago aun sabiendo que todo el territorio es muy rico en mitología y leyendas urbanas. Por eso retomo este tema para hablar de un ser en concreto “el perro de hojas”.

Esto no es una leyenda como tal ya que si alguien busca información al respecto no encontrará nada. Pero es una historia que me ocurrió a mí personalmente y que a día de hoy no tiene explicación lógica. Por muchos años fue una curiosidad o anécdota interesante que finalmente he decidido de compartir.

No espero que me crean pero recalco que todo lo que narraré a continuación es completamente cierto.

Era el año 2008, yo con 12 años en mi afán por participar en actividades extracurriculares me había unido al grupo scout de mi colegio. La pasaba bien, jugábamos, corríamos, aprendíamos nudos y tenía en que gastar mi tiempo los días sábados.

Recuerdo que fue en septiembre cuando tomamos el bus rumbo a mi campamento. Íbamos a Quintay en la región de Valparaíso, nos quedaríamos un par de días allí.

Sin conocer el sector llegamos luego de un par de horas de viaje. Nos dejaron junto al retén de carabineros de Quintay

Caminamos dirección oeste y nos adentrábamos por un bosque hacia la playa (no puedo precisar si esa primera entrada era o no propiedad privada, nosotros entrabamos de cualquier forma). Casi una hora de caminata por senderos de tierra y arena nos asentábamos en algún bosque de pino muy cercano a la playa.

No puedo decir con certeza cuál era la playa pero buscando en los mapas me atrevo a decir que normalmente acampábamos entre Punta de loros y el centro de investigaciones marítimas.

Ya teniendo un lugar donde quedarnos hacíamos lo clásico de todo grupo scout, armábamos carpas, hacíamos fogatas (en ese tiempo podían hacerse), buscábamos leña, buscábamos agua, hacíamos cocinas de barro, etc.

Y aquí comienza las cosas raras:

Recuerdo que mi misión en el primer día era buscar madera, algún tronco caído lo suficientemente resistente para hacer algún tipo de construcción. A mí me encantaba ir a buscar troncos porque me fascinaba recorrer los bosques (que eran bastantes) y para mi pequeña mentalidad de 12 años parecían enormes.

Lo que era de esperarse, terminé perdiéndome (no demasiado). Mi sentido de la orientación no era muy bueno y como no había tenido suerte encontrando madera me había alejado más de lo normal, estaba en una zona desconocida y que me pareció que nadie recorría (no había a simple vista ningún tipo de intervención del humano). Teniendo en cuenta que en el lugar en que estábamos de por sí ya era muy poco transitado.

Recuerdo que decidí bajar por una ladera al escuchar agua (el agua me llevaría a la playa y en la playa volvería al campamento). Encontré un pequeño riachuelo rodeado de árboles gigantescos que tapaban casi toda luz.

Siguiendo al río caminando por entre ramas y arbustos me resbalé, perdí el equilibrio y caí ladera abajo hasta una especie de colchón de hojas, cuando me levanté y miré alrededor me llevé el susto y la sorpresa más grande que había tenido hasta ese momento.

Allí mismo vi al perro de hojas


Yo estaba completamente paralizado.

Tengo que aclarar que el perro de hojas no es un animal vivo hecho de hojas, sino más bien era un montón de hojas ordenadas de tal forma que asemejaban la apariencia de un perro. No era un críptico o animal mágico como el chupacabras, era una escultura de perro hecha de hojas de más o menos 50 cm.

Dicho de esta forma no parece la gran cosa pero hay que pensar que yo estaba en el medio del bosque a más de 2 horas de la casa más cercana, no habíamos visto a nadie, nadie pasaba por allí. Uno no esperaría encontrar nada aparte de árboles y arbustos (y quizá basura)

Entonces encontrar está especie de estatua de hojas perfectamente ordenada para que pareciera un perro a mi yo de 12 años le aterró. Me hizo preguntarme quien hizo esto y como lo hizo y porque lo hizo y porque justo en medio del bosque.

Era sumamente extraño y misterioso. Lamentablemente en ese tiempo no tenía teléfono ni menos una cámara por lo que no tengo un registro real de esto más que mis propios recuerdos.

Lo quedé mirando un rato, nunca me atreví a tocarlo y al ver que estaba oscureciendo decidí intentar volver al campamento (no me hacía gracia estar perdido en un bosque de noche).

Siguiendo el rio pude volver con las demás personas, pero nunca mencioné esto que encontré, no sabía cómo decirlo. Parecía muy fantasioso y probablemente nadie me hubiera creído, incluso estoy seguro que más de alguno que lea esto no creerá nada de lo que he contado.

Han pasado cerca de 12 años de esta historia, ahora lo recuerdo con gracia o como una simple curiosidad. Incluso he llegado a pensar que mi mente solo me jugó una mala pasada.

Sea lo que sea aún me surgen muchas preguntas sobre el perro de hojas.

¿Seguirá allí? ¿Alguien más lo habrá visto?

Siempre me ha parecido que esos bosques en Quintay tienen una especie de energía misteriosa. Esto lo digo porque he visto y escuchado otras cosas sin explicación, pero esas son historias que contaré en otro momento.

De momento me despido y les recomiendo mirar muy bien a los arboles porque siempre tienen historias que contarnos.



 
 
 

Comentarios


© 2023 por La Mica Díaz. Creado con Wix.com

bottom of page