Los adelantos tecnológicos del finales del siglo XIX y previo a la 1era Guerra Mundial fueron determinantes para el génesis del desarrollo de la industria cultural en esta larga faja de tierra. El nacimiento del fonógrafo o el gramófono junto con la posibilidad de sacar copias de discos en serie, transformaron la relación entre la humanidad y la música. Convirtiéndolo en un producto de consumo que podía generar millones.
El boom económico producido por el salitre o nitrato de Chile, como se le llamaba en el mundo, la apertura al mundo y la aceptación de nuevas modas provocó que Chile se involucrara de llevo en el naciente mercado mundial del negocio de la música. Esta etapa producida por editoriales y almacenes de música durante finales del siglo XIX llevó irremediablemente a la instalación de los primeros sellos locales.
Una de las primeros se llamó Fonografía Artística creada por el empresario ruso Efraín Band en los primeros años del siglo XX, este sello contó con un catálogo exclusivamente de artistas chilenos.
En los años 20 del siglo XX, se inauguraron en Santiago las primeras filiales de sellos multinacionales como Odeon, Columbia y Victor. A ellos les siguieron sellos nacionales como Cóndor, Royal, Mundial, Águila y Mignon que abrieron estudios de grabación y se transformaron en un órgano de difusión primordial para el surgimiento de artistas nacionales.
Con la popularidad de la radiodifusión, surgen fenómenos musicales masivos como la Nueva Ola, el rock y figuras de la canción, además nace la Feria del disco en donde la gente puede comprar los discos directo desde las bateas
Al mismo tiempo a mitad de los 60s manifestaciones musicales alternativas asociadas al contexto político de izquierda motivan la creación de la Discoteca del Cantar Popular (DICAP), que agrupó a artistas de la Nueva Canción Chilena.
Hoy por hoy la industria musical posee otras fisonomías, la Internet, las redes, la posibilidad de poder difundir y descargar información han hecho que los sellos como los conocimos ya no existan.
Lo único que está claro que la música con sello o sin sello siempre estará acompañándonos y forjando la sociedad como lo ha hecho desde que el mundo es mundo.
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