Nunca sabremos que fue lo que le pasó a Syd Barrett. El 7 de julio del 2006, la verdad se fue a la tumba con él.
Desde que desapareció de la vida pública en 1972, a los 26 años, la figura del primer líder de Pink Floyd fue un imán para el misterio, los mitos y las caricaturas.
A casi 15 años de su muerte en el más absoluto silencio y autoreclusión aún no sabemos realmente que pasaba por su mente, si verdaderamente estaba loco, si recuperó la razón, si estaba consciente de su pasado, etc...
La imagen de Barrett cambia según quien cuente la historia. Puede ser un genio sucumbido por sus demonios o un aburguesado que se acobardó ante la fama. Una víctima de malos amigos o una visceral alma dada a los excesos. Lo cierto es que su carrera duró menos de 10 años y se remite a 2 discos con Pink Floyd y 2 solistas, hay un tercero que salió mucho después con material de descarte de sesiones de esos 2 discos previos, pero personalmente lo considero como un disco no oficial, aunque lo sea. Entre el 67 y el 70 transcurrió el tiempo suficiente para que se transformará en una leyenda y en un ser inolvidable.
Hasta el último día vivió como un niño, libre de responsabilidades. Pese a retirarse joven, nunca tuvo la necesidad de volver a trabajar, sus ex compañeros de banda se encargaron de que siguiera recibiendo regalías por esa obra maestra llamada "ThePiper at the Gates of Dawn" y por esos singles que lanzó por el mismo período como el top 5 "See Emely play" o " Arnold Layne" censurada por hablar de un tipo travestido robando ropa de mujer de los tendederos. Cuando murió, sus hermanos se repartieron una herencia de dos millones y medio de dólares.
De los 60 años que alcanzó a cumplir, pasó la mitad escondido. Abrazaba el anonimato. Casi no recibía a nadie en su casa, mucho menos a los fanáticos obsesivos que pasaban por fuera de para fotografiarlo. Poco se conoce de lo que hacía puertas adentro, aunque Rosemary, su hermana deslizó algunos detalles en una entrevista.
Según su hermana, Roger Barrett, dejó de llamarse Syd y pasaba el tiempo ocupado en diferentes actividades artísticas: pintando, dibujando e interviniendo objetos cotidianos. En su hogar había puertas y mesas convertidas en manifestaciones de su creatividad, aunque inutilizables. No hay mención alguna a que hubiese vuelto a empuñar la guitarra. Su retiro de la música fue total.
Desde chico en su natal Cambridge, Syd Barrett demostró tener una mente inquieta y brillante. Tenía una inclinación por la pintura, las artes visuales y la música.
Además, devoraba literatura fantástica y novelas de aventuras, material que luego inspiró buena parte de su breve discografía.
Fanático como buena parte de los jóvenes ingleses mod de esa época del R&B norteamericano y de blueseros antiguos cómo Pink Anderson y Floyd Council, en sus 1eras grabaciones allá por el 65 con el pre Pink Floyd se deja entrever mucha influencia a Bo Didley.
En 1966 ya empieza su meteórico ascenso, durante el 1er semestre del 67 alcanza la notoriedad y el éxito, pero casi al mismo tiempo mucho LSD comienza a hacer mella en su luz.
Muy temprano empezó su comportamiento errático, su irresponsabilidad terminó alienando a sus compañeros, que tenían intenciones de profesionalizarse. Al final, recibió el sobre azul cuando se volvió una molestia trabajar con él, alcanza a tener una breve participación en el 2do disco de la banda después de casi haber compuesto solo el 1ero.
Convertido en solista, siguió intratable. David Gilmour, Roger Waters y Rick Wright le echaron una mano en la creación de sus dos discos, "The Madcap Laughs" y "Barrett", ambos de 1970, pero resultaba un suplicio obligarlo a actuar como un adulto productivo. Gilmour y Waters decidieron que esa inestabilidad mental debía plasmarse: usaron accidentadas tomas vocales de 'SheTook a Long Cold Look', 'Feel' e 'IfIt's In You' para graficarla.
Salvo por "Gigolo Aunt", en su segundo álbum ni siquiera tuvo contacto con la banda que lo acompaña mediante overdubs o sobregrabaciones para que se entienda mejor. David Gilmour, en calidad de productor, tenía que perseguirlo para avanzar. Con el tiempo se puso peor: simplemente abandonó las sesiones en Abbey Road para un posible tercer disco en 1974 del que solo quedaron bosquejos de canciones instrumentales sin hilo conductor ni concepto. Quizá el cuento del rocanrol era un chiste para Syd Barrett. No olvidemos que algunas de las primeras canciones que escribió para Pink Floyd hablaban de gnomos, bicicletas y espantapájaros.
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