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Mary Ann Bevan


A principios del siglo XX, a los 32 años de edad, Mary Ann Bevan tenía una vida como la de cualquier mujer inglesa de su época: vivía en Londres trabajando como enfermera, y se había casado a los 29 años con su esposo Thomas Bevan, un florista con quien iba a tener cuatro hijos. Sin embargo, de un momento a otro Mary Ann comenzó a sufrir unos fuertes dolores de cabeza e intensos dolores musculares y articulares, por lo que fue diagnosticada con una enfermedad llamada acromegalia o gigantismo (que causa un exceso de producción de las hormonas de crecimiento del cuerpo, causando deformaciones extremas y muchos problemas internos) que comenzó a deformar sus extremidades y los rasgos de su cara. Mary Ann, así, comenzó a sufrir un crecimiento anormal y una creciente desfiguración, lo que la dotó de su “fea” apariencia, según los estándares de aquella época.


Cuando su marido murió en 1914 Mary Ann Bevan perdió la principal fuente de ingresos para mantener a su familia, lo que la llevó a tomar una decisión que, si bien menoscababa su dignidad, podía reportarle el anhelado dinero para alimentar a sus cuatro hijos. Se presentó a un concurso en el Reino Unido en que se buscaba a la “Mujer más fea del mundo”, título que ganó con holgura. De ese modo, a sabiendas que por su aspecto nadie la volvería a contratar de nuevo como enfermera, Mary Ann dejó atrás toda la vergüenza y el miedo a las burlas y decidió seguir sacando provecho de su aspecto físico para seguir proveyendo el sustento a su familia.


Para su “suerte”, su lamentable condición física la convirtió en una curiosidad nacional en el Reino Unido, lo que le reportó varios trabajos permanentes como parte de circos de fenómenos o “freakshows”, como “La mujer más fea del mundo”. Fue contratada, de hecho, por el empresario A. Chapman, de la localidad de Blackpool, quien ya había descubierto a numerosos “freaks” para exhibirlos en espectáculos. Con él apareció con gran éxito en espectáculos en Escocia, sur de Inglaterra e Irlanda del Norte.


En 1920 Mary Ann Bevan cruzó el Atlántico y fue contratada por el empresario Sam Gumpertz para aparecer en Coney Island Dreamland Sideshow, un espectáculo de rarezas donde pasó la mayor parte del tiempo que le restaba de vida. También hizo actuaciones en el World’s Fair para el Ringling Brothers Circus.


Mary Ann Bevan finalmente falleció el 26 de diciembre de 1933, habiendo utilizado el “honor” de ser “la mujer más fea del mundo” para mantener a su familia por más de una década. En la actualidad, esta valerosa mujer se ha convertido en una figura inspiradora para las personas que sufren de su misma enfermedad, gracias a su paciencia y valentía de enfrentar al mundo, el mismo mundo que, ignorando su dignidad y amor propio, la trató como a una risible curiosidad de feria.


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