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Antonio Ruiz Pretel

Nació en Madrid. España en el 1954, ecologista, trabajó en el Sistema Nacional de Salud en destinos rurales durante 40 años.

Alcalde del Municipio de Arenas. Málaga durante dos legislaturas.

Presidente de la Cruz Roja de Vélez Málaga

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AVENTURAS EN CHILOE CON EL PATO VAPOR


En un rincón del océano de Chile, el delfín Tonino y el pingüino Humbol recibieron una invitación muy especial. El pato Vapor, conocido por su espíritu aventurero, los había invitado a visitar la encantadora isla grande de Chiloé.

Al llegar, fueron recibidos con un cálido saludo por Vapor "Bienvenidos a Chiloé que significa la isla de las Gaviotas" Cuantos días vais a pasar conmigo dijo el pato. “Pues habíamos pensado, si no es mucha molestia, nos gustaría estar dos días contigo y conocer este lugar maravilloso”, manifestó Humbol. “Estupendo”, dijo el pato. Luego, continuó preguntándoles; ¿Alguna vez habían subido en parapente? Ambos, con una mezcla de emoción y nerviosismo, respondieron que no. “Bueno, no pasa nada, yo tengo un parapente en el que podemos ir los tres, así que tranquilos, todo saldrá bien”, dijo el pato.

Subidos al parapente, los tres amigos se lanzaron al cielo, dejando atrás las olas y el viento marino. Desde las alturas, la isla grande de Chiloé se desplegaba ante ellos como un tapiz de verdes colinas, coloridos palafitos y misteriosos bosques. El pato Vapor, haciendo de guía turístico, les señalaba cada rincón fascinante: las iglesias de madera, los mercados llenos de vida y las leyendas que susurraban los árboles.

Tonino y Humbol, maravillados, sentían la libertad y la magia de volar. Cada vista, cada historia contada por el pato Vapor, se grababa en sus corazones, creando recuerdos imborrables de una aventura única.

Al aterrizar, con el sol poniéndose en el horizonte, los tres amigos se miraron y sonrieron, agradecidos por la experiencia compartida. Chiloé, con sus tesoros y su encanto, dejaría una huella profunda en sus almas, y sabían que siempre recordarían aquel día en que volaron juntos sobre la isla.

Después de una jornada llena de emociones, Tonino, Humbol y el pato Vapor se acomodaron en una acogedora cabaña junto al mar. La noche en Chiloé era tranquila, con el sonido de las olas acariciando la orilla y el cielo estrellado iluminando el paisaje.

Mientras se calentaban junto a la chimenea, el pato Vapor sacó un mapa antiguo de la isla. “Mañana, exploraremos los misterios ocultos de Chiloé”, dijo con voz pícara. Tonino y Humbol, con los ojos brillando de emoción, se acercaron para ver el mapa.

“Vapor”, preguntó Tonino, “¿es verdad que el archipiélago Chiloé ha sido declarado territorio SIPAM?”. “Sí”, dijo el pato. “En 2011, Chiloé fue declarado sitio SIPAM – Sistemas Ingeniosos de Patrimonio Agrícola Mundial, una iniciativa de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), que busca reconocer y promover la conservación de sitios que poseen características agrícolas y culturales únicas”. Te puedo decir, siguió hablando el pato Vapor, “que, gracias a sus incomparables condiciones climáticas y la fecundidad de su tierra, en el archipiélago podemos encontrar más de 286 variedades de papas nativas de múltiples formas y colores, que le dan identidad a la zona y son un pilar fundamental en la cultura chilota, la mayoría de las papas que se cultivan actualmente en el planeta provienen de las variedades nativas de Chiloé.”. Con el corazón lleno de alegría y conocimientos, pero cansados, los tres se fueron a dormir.

A la mañana siguiente, se embarcaron en una nueva aventura. Esta vez, su destino era un bosque encantado, donde se decía que vivían criaturas mágicas. Navegando por el río Chepu, descubrieron senderos secretos y escucharon los susurros del viento que contaban historias de tiempos antiguos.

De repente, encontraron una cueva oculta detrás de una cascada. Con valentía, entraron y se toparon con un espectáculo deslumbrante: cristales brillantes que reflejaban la luz en mil colores. En el centro de la cueva, un hombre mayor los esperaba. “Bienvenidos, viajeros”, dijo con voz suave. “He estado esperando su llegada.”

El anciano sabio les contó sobre los vigilantes de Chiloé, seres mágicos que protegían la isla y sus secretos. Les dio un pequeño amuleto antiguo que consistía en la figura del Caleuche el famoso barco fantasma y les explicó que, con su ayuda, podrían comunicarse con los guardianes y aprender más sobre la historia y la magia de Chiloé además de traer buena suerte y un viaje seguro.

Con el amuleto en mano, los tres amigos se despidieron y continuaron su viaje. Cada paso los llevaba más cerca de los secretos de la isla, y cada descubrimiento fortalecía su amistad y su amor por Chiloé.

Al final del día, regresaron a la cabaña, cansados pero felices. Sabían que aún quedaban muchos misterios por descubrir y andanzas por vivir. Y así, con el corazón lleno de gratitud y emoción, se despidieron del pato Vapor, lo abrazaron y le prometieron volver pronto para disfrutar de nuevas y maravillosas aventuras.

 
 
 

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