Lorena Rioseco Palacios
- entre parentesis
- 4 dic 2024
- 5 Min. de lectura
(Viña del mar, 1969)
Comunicadora social, egresada de derecho, poeta, narradora , Mediadora de lectura. Diplomada en prevención de la violencia. Su obra ha sido publicada en numerosas antologías poéticas, revistas literarias nacionales como internacionales. Ha sido alumna destacada del Taller literario de la Escritora Ingrid Odgers . En 2015 publica su primer libro de poesía y cuentos Ecos errantes por Ediciones Orlando. En 2018 obtiene el Premio Fondo del Libro por la Antología mujeres al fin del mundo. En 2022 publica su libro de poesía bilingúe Sé un poema/be a poem. Participa con ímpetu en actividades de difusión literarias y culturales. Desde el 2023, está dedicada a la narrativa, es alumna del Taller de creación literaria Charleston de la Sech, dirigido por el destacado narrador nacional Jorge Calvo.Es miembro activo de la Sociedad de escritoras y escritores de Chile, Sech.

TEMAZCAL
Otra vez las sábanas cobran vida y me atrapa nuevamente la pesadilla que es vivir. ¿Qué es la vida, sino el abandono del ser? Mi mente no para. Estoy lleno de miedos y de ansiedades desde mi infancia; mis pensamientos me acechan, a veces las voces me hablan y se van, y me siento perdido. Mi familia siempre dice que tengo problemas mentales, que es por eso que soy inestable, que nunca tuve hijos ni me he casado; jamás he concluido nada, ni una carrera; siempre he sido un mantenido. En el fondo, soy un loser de mierda que nunca le ha ganado a nadie.
Mi vida ha sido un abandono, un monólogo interno de cadenas, más cadenas, en el averno de mis recuerdos, donde se bloquea, se guarda y se calla tanto. Nadie me entiende y yo tampoco me entiendo…
Transité por consultas de psicólogos intentando sanar mis obsesiones, para reinsertarme en el mundo y vincularme, para salir de mi cáscara sagrada. El último psicólogo se vio complicado; parece que algo extraño aparecía en la vasta batería de tests que arrojaban largos informes sobre mis trastornos y patologías. Me derivaron a interconsulta con un psiquiatra. Para mi desgracia, el facultativo no encontraba en su sano juicio; más bien parecía empastillado y solo me hablaba de benzodiacepinas, neurolépticos y antipsicóticos, mientras salpicaba saliva en una eterna verborrea ininteligible, en la que hacía sus mejores esfuerzos para que se le encajara la mandíbula.
Después del evento traumático en mi acercamiento a las ciencias de la mente, busqué asilo en el esoterismo. Me hicieron limpieza del cuerpo etéreo, desamarres; me colgué cuarzos, me alinearon los chakras y nada fue eficaz para calmar, dar paz y descanso a mi amargura y eterno desenfado. En mi último intento por dejar de levitar por la vida, fui en busca de algún sitio en internet y me quedé en una página web de oráculos. Yo quería sentirme bien; de pasadita, pagué por una carta astral que en segundos me hablaba de planetas mezclados con signos del horóscopo chino. No entendía qué intentaba decirme esa información, pero fue así como, de enlace en enlace, terminé llegando a la página web del Chamán de la Luz Boreal, sitio donde emanaban unas verdaderas ondas electromagnéticas que parecían salir de la pantalla. Mientras, una voz en off nacía de las napas subterráneas de mi asombro, se presentaba y me invitaba a ser parte de un gran rito de sanación y salvación para todos mis males. "Te invito a un Temazcal. Sé que te debes estar preguntando: ¿qué es un Temazcal?"
—Sí —respondí hacia adentro—, mientras la voz del chamán advertía al mismo tiempo:—Es una experiencia mística de exploración de otra realidad. Temazcal significa "casa donde se suda".
—¿Y para qué quiero ir a un sauna? —dije para mí otra vez.
La voz volvió a decir: — Espera quiero explicarte para que sepas, en otras épocas, los mayas lo practicaban, pero este es un Temazcal diferente; es mi propia versión, que es intensamente alucinógena, cuyo vector es la inhalación e ingesta de ayahuasca y otras finas hierbas psicotrópicas que te llevarán a través de la luz boreal, sudarás en tu propio nirvana.
Esta inusual propuesta despertó mi interés de inmediato. Me resonó un tal Bukowski y su frase: "Encuentra lo que amas y deja que te mate". Tal vez siempre he creído que debe haber algo por lo que valga la pena morir...
La ceremonia de Temazcal se realizó en el Cajón del Maipo, en una choza hecha de ramas de árboles que simulaban algo así como un domo. Unas mujeres con los cuerpos pintados nos instaban a desvestirnos sin pudores para arrojarnos unas túnicas blancas que no dejaban nada a la imaginación.
Todos y todas, en fila, fuimos ingresando, levantando las ramas. La mujer que iba delante de mí soltó un fuerte gas, lo cual fue bastante chocante, pero yo ya estaba podrido; tal vez esto era una señal, me dije, sin paralizarme...
Una vez adentro, fuimos ubicados en un semicírculo alrededor de un gran fogón, encerrados, en tanto hacía su ingreso triunfal el célebre Chamán de la Luz Boreal. Empezó acomodando en medio del fogón, con una pala en forma de garra, unas piedras calientes al rojo vivo para luego, con ramas de árboles, ir bañándolas en un brebaje de hierbas medicinales con efecto boreal. En tanto, el vapor empezaba a hacer estragos en nuestros cuerpos; la vibración del agua chocando en la roca y los sonidos como de instrumentos prehispánicos, análogos a los latidos del corazón de un gestante... Y ahí estoy yo... TUN TUN TUN TUN empieza a despertar mi memoria intrauterina... TUN TUN TUN TUN TUN TUN.
De pronto, me abrí paso entre unos grandes ojos conocidos, en medio de una selva de miembros y abdómenes humanos. Esto se había salido de control y, yo, prendado, la reconocí en su mirada sin tener necesidad de recurrir a ver su rostro; nada más que aquellos grandes ojos de mujer, que un día ardían de deseo. Recordé su olor y su contorno seductor; palidecieron las imágenes y en su cara de niña volvió a surgir nítida. Recordé la forma infantil de su cuerpo, el nacimiento de sus pequeños pechos, su piel blanca y tersa, curiosa, deseosa de caricias de hombre, ardiendo de ganas de perder su inocencia, en tanto el Chamán seguía multiplicando el vapor y las hierbas elevaban la conciencia en psicodélica sincronía, y bebíamos el elixir de la vida...
Era ella, enfrente de mí. Había madurado; la maternidad le cambió el aura, le cambió los pechos, le cambió la vida. Sentí su boca invadida de fluidos que gorgoteaban generosos en una danza de eróticas dimensiones, sintiendo los pulsos abundantes de testosterona invadir mi sangre y recorrer mis venas, mientras tenía ganas de arrancarme los testículos y arrojarlos lejos, al vacío, al mar, a otra existencia.
TUN TUN TUN TUN se suman unos cánticos mientras yo floto en el líquido amniótico, cerca de mi madre. Estoy tranquilo. Todo es paz y amor...
Tengo sed... ¿Dónde estoy? ¿Por qué me miras? ¿Quién eres?
—Soy tu Chamán. Descansa en paz, has hecho un buen viaje; bebe mucho líquido. En unas horas regresarás a tu vida, tendrás un nuevo entendimiento o una gran confusión. De ti depende elegir el camino que te devuelva la alegría de vivir; acopla tus sombras y busca en tu laberinto tu propia higuera.
Con la esperanza viva, semana a semana, año tras año, seguí por cielo, mar y tierra al famoso Chamán de la Luz Boreal y a otros cientos que aparecieron en el camino en busca de más respuestas... para terminar descubriendo que me transformé en un adicto a la ayahuasca y a las drogas sintéticas...

Commentaires