PREFACIO DE PIEDRA
Hace poco tiempo atrás, un grupo de amigos coincidimos en un almuerzo. Todos unidos de una u otra forma por una pasión común: el arte. Entre brindis y palabras (bendita sea esa unión), comenzamos a conversar acerca de las piedras, esos elementos minerales que cayeron desde las estrellas y que traen en su memoria una energía que encierra fuerzas cósmicas inmedibles.
En la sobremesa y cuando la conversación estaba de lo más interesante, se nos ocurrió la idea de hacer un ejercicio literario al más puro estilo “happening”: cada uno de nosotros escribiría poemas relacionados con las piedras y con todo el significado misterioso que encierran. Era una tarea nada fácil, porque cada hacedor de mundos tiene su propio ritmo interno de creación y, además, con un leitmotiv específico, que en cierta forma encuadra algunos aspectos de la realización textual. ¿El título de todo este ejercicio escritural? Newenke Kura Antología de las Piedras Vivas
Qué difícil resulta a veces colocar nombres a las creaciones (Recuerdo con nostalgia el famoso Restaurante Sin Nombre de Valparaíso).El nombre de cualquier objeto artístico puede ser una conjunción que, de una forma u otra, representa una totalidad y en ese aspecto, casi siempre es un fracaso si no está elegido con un criterio riguroso (por eso muchos artistas no colocan títulos a sus creaciones).
¿Por qué Newenke Kura? Porque es una combinación de palabras preciosas, relacionadas con los extraordinarios poderes que tienen las piedras en la cosmovisión mapuche. Este poder no es azar ni casualidad, es algo vivo, algo que viene desde los primeros ancestros en su relación mítica con los Creadores y con la Naturaleza.
¿Por qué Piedras Vivas? Porque las piedras no son elementos inertes, no son los “parientes pobres” del polvo galáctico que viajó millones de años luz y dio origen a nuestro rocoso planeta. Las piedras son elementos que contienen y transmiten una energía espiritual profunda, una energía que puede intervenir en las subterráneas corrientes espirituales y magnéticas que cada persona lleva consigo, una fuerza que puede modificar o alterar positivamente el devenir del individuo y su contexto físico y psicológico.
A estas alturas del prefacio, más de alguien se estará preguntando qué relación tiene todo lo anterior con la poesía. Simplemente porque cada poema es una “piedra viva” una fuerza creada con espíritu y lenguaje, donde el creador despierta energías vitales míticas, ancestrales para hacerlas rodar (Rolling Stone) por el medio de una comunidad cada vez más necesitada de amor y energías positivas.
En el prólogo a la antología “No me Inviten al Cielo si no hay Vino” (título de un poema de nuestro amigo Antonio Watterson) el Maestro Erick Polhammer manifiesta su absoluto desacuerdo con tanto “bombo, autobombo, hipertexto, hipotexto, hipopótamotexto” que rodea a los poetas y a la crítica literaria actual. Manifiesta que finalmente la poesía “es un ejercicio de libertad”. “Ni un brillo el sistema solar sin el sol. Ni un brillo la sociedad sin poetas” y sus palabras iluminadoras, generosas, llenas de una profunda sencillez calzan justo en el prefacio de esta Antología, donde cada piedra viva brilla con luz libertaria propia.
Emilio Barraza Durán
Comments