«Aquí yace»: Antonio
Pasé de los sesenta. Amé con locura a mi compañera; fuimos dos los que criamos a tres.
Usé y abusé de la oferta y la demanda. Nunca encontré el punto de equilibrio.
Trabajé para comer. Escribí para vivir. Leí para entender.
Tuve fe en el cambio; moví cosas y quedaron donde mismo. Revolución cansada entre traiciones de mercado fue la última visión.
Deseé la amistad, la que no se busca ni se sueña ni se desea ni se ejerce.
Desaparecer no es lo mismo que la invisibilidad. Nada vale la pena de ser conservado; el apego es una maldición.
Marcho.
Caven la tumba cerca de la ausencia.
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