El poemario de Juan Francisco Pezoa nos llena de nostalgia, tiene aroma a otra época, aquella de hombres endurecidos por la vida, el frío y la lluvia sin piedad del invierno, la musicalidad tormentosa de las olas, techo de las minas de carbón. Imposible no pensar en Baldomero Lillo, lectura obligatoria en mis años de liceo, en Lota y el dolor de su gente. Pero, el poeta esta vez nos trae una visión más hermosa, la musicalidad y el ritmo de sus versos así lo indican. Son hombres aguerridos, enfrentados a la adversidad de la vida, sin embargo, en los versos de Juan Francisco Pezoa nos topamos con la belleza de lo cotidiano, con la familia que ríe, que disfruta los momentos, con la pasión del hombre por su mujer, a quien recuerda en cada golpe de picota.
“Atrévete”
“Cuando pases por Lota
atrévete a mirar el mar
y sus barbas blancas
te contarán…
de cascos y botas
de palas y picotas”
Son los primeros versos del primer poema. Y es como estar allí, observando el oleaje, escuchando su llanto, adivinando a los hombres que silenciosos bajan a la mina.
“El circo”
El circo ha llegado de nuevo
lleno de colores vivos
que dan vida
a mis colores olvidados
a mi Lota tapada
guardada
escondida por muchos
bajo un rincón oscuro
en esta tierra profunda”.
El circo y su alegría sorprende al poblado, ya no es la rutina de ayer, por unos días se quiebran las horas. Los niños ríen, la familia canta.
“La piedad”
“Nadie sabe
que sobre el techo de tierra negra
puja un cielo como mar
que no tiene necesidad
de esas nubes cargadas
de agua amenazando
de vez en cuando
porque si quiere
de una vez
sepulta y ya”.
La voz del poeta endulza la tragedia, ese vivir en constante peligro. Y entonces pensamos que Lota es un pueblo hermoso, con su gente valerosa que ha seguido la tradición familiar por décadas: abuelo, padre, hijo, nietos todos mineros.,
Juan Francisco Pezoa es un poeta que, cual minero, arranca los versos de las profundidades, muy visual, por eso nos conmueve, nos estremece. Su lenguaje sencillo nos hace creer que aún en los lugares más golpeados por la madre tierra, en aquellos donde los hombres deben batallar a diario para el sustento, la vida es hermosa.
El autor también incluye fotografías del monumento a la familia minera. Es hermoso, se siente, se escucha, se palpa, el grito de triunfo de esos hombres ennegrecidos por el carbón, la fuerza de esas manos, la vida embellecida de sus ojos. El minero de Lota es orgullo para Chile, nos lo canta el poeta Juan Francisco Pezoa en esos versos que nos conmueven, nos hacen percibir el aliento de esa tierra.
Un poemario de excelencia, una delicia dejarse llevar por sus versos, el canto a la tierra y al minero. Esperamos otros, para emocionarnos con la poesía y la palabra.
Este libro fue confeccionado por “Publica Gratis”, proyecto colectivo de autogestión de Entre Paréntesis Chile, febrero 2022.
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