Es un raro nombre para un poemario, aún no logro explicarme la razón. Un grupo de poetas, un taller literario al amparo de la pandemia: “Leer poesía, escribir poesía” de la ciudad de Puerto Montt. Se reunían en el silencio y el encierro de aquellos días; sin embargo, al leer los poemas descubro buena poesía, vates que tienen mucho que decir, que logran estremecernos con sus palabras. Editado por Ediciones LER, el año 2021, guiados por Dante Cajales Meneses a través de zoom, haciéndole el quite al temido virus.
Y porque la escritura poética nació en el encierro, en la soledad de cada uno/una en sus hogares, es que decidieron publicar parte de ese trabajo, como testimonio que la amenaza no detuvo las ganas de escribir, de comunicarse de alguna forma con ese otro que al igual que él/ella necesitaba gritar que estaba vivo, que el virus no detuvo la vida.
Poetas que aún no publican, que poco a poco se van dando a conocer en lecturas, encuentros de escritores y talleres. Así tenemos a Martino Balbontin Lueje. Destacable es su poema “Anti Padre”, donde canta con rabia reprimida: “Cómo olvidarte anti padre/parte de lo que soy te lo debo/tu afilada boca/no tuvo dudas en despreciar y tratar/como un torpe y sin remedio/lo al que fui”. Más adelante, la poesía de Natalia Camilo Cisternas donde le canta a lo cotidiano, a la vida sencilla de su pueblo. Miguel Echeverría Madrid, algunos de sus poemas publicados en el libro “De la calle a las letras” y en revistas digitales de literatura. Carlos Alberto Lizama Peña, su trabajo ha sido difundido en revistas y encuentros de escritores, en la compilación: ”Una invitación, un poema”.
Un poemario que aparenta ser sencillo, no obstante, su poesía es notable.
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