Este nuevo libro de cuentos de Editorial Dhiyo nos reafirma el arduo trabajo que mantiene en forma constante Antonia Cabezas. Su autor, Hugo Mora Mella, nos presenta una serie de cincuenta relatos muy bien construidos, de diversos temas cotidianos y con personajes inolvidables. Hugo Mora ha cumplido ocho décadas, conoce los pormenores de la vida y los diversos caminos por los que debió transitar. De todo ello nos cuenta en este, su primer libro. También de la imaginación y creatividad que trajo consigo al nacer.
Es un hombre nacido y criado en Paillaco, Región de los Ríos. Su infancia transcurrió en escuelas rurales, en el trabajo de campo y los pequeños pueblos típicos del sur de Chile. Nos habla de Purranque y su encanto especial.
En “Diario de mi infancia” confiesa que a los diez años entró por primera vez a la escuela (distante del hogar, debía cabalgar una buena distancia) Había aprendido a leer y escribir gracias a su madre y el silabario Matte. Le hicieron unas pruebas y lo matricularon en quinta de primaria. Su almuerzo era “tortilla al rescoldo” traída de casa. Enternece esta historia, una vida de costumbres diferentes en palabras de un niño.
“Mi amigo el herrero” y la curiosidad de un infante por conocer ese oficio que le llama la atención. ¡Aprendió a hacer un clavo! Con un pedazo de alambre grueso el hombre lo machacaba hasta formarle la cabeza, luego, la punta.
“En el cine”, la llegada de una película de cine mudo al pueblo. La unción es en el cuartel de bomberos, con asistencia de las autoridades y todos los habitantes de la zona. La magia lo embrujó de inmediato.
“De trenes Temuco – Carahue”, en forma amena el protagonista cuenta a sus nietos el día que conoció a Pablo Neruda.
“El espejo encantado de la selva”, un relato de misterio muy bien escrito, engancha el interés del lector. La magia del bosque y los lagos del sur de nuestro país.
Y así, a medida que avanzamos en la lectura nos sumergimos en las historias de vida de este autor, un auténtico hombre de campo que supo habituarse a la inquieta existencia de la capital, aquí formó familia y hoy es abuelo.
