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PLUMAS SIN MÁSCARA

La presente antología tiene el gran mérito de que sus autoras son mujeres. Un grupo de féminas tuvo la osadía, y las ganas, de reunirse y formar un taller autobiográfico. Pero, “la palabra” es soberana, en el transcurso de los días adquiere fuerza y, sin ellas darse cuenta, al pasar de los meses se explayaron en sus escritos, tomaron coraje, trajinaron la memoria, pidieron ayuda a la imaginación, dando rienda suelta a unos buenos textos literarios. Cada una en su estilo, en su modo de ver y vivir la vida.


La maestra-tallerista es la poeta y prosista Cristina Wormull Chiorrini quien, con años en el oficio, las supo conducir con sabiduría por el pedregoso camino de la literatura, sacando de cada una lo mejor de su veta literaria.

Es curioso, como a veces personas que nunca intentaron la escritura poética, les basta un leve empujoncito para que nazca de su yo interior la escritora escondida.

De este modo descubrimos a Raquel Aviñó Simón en “Antes de mi partida-tres minutos de filosofía”, un muy buen texto. A Carmen Tornero Silva, actriz y cuenta cuentos. Tuvimos ocasión de conocerla a través de dos libros de relatos de su autoría y que comentamos en Ojo con el Libro, en una revista de meses atrás. Esta vez, nos presenta “A medio morir, saltando”, consolidándose como una amena escritora. Ada Cuzmar Sanabria nos sorprende dolorosamente con el relato “Luna, lunita”, donde la falta de comprensión es el quiebre de una familia. Luego, Cecilia Salmeron Casis nos ameniza la lectura con “¡Ay, mi amor! Un texto cuya anécdota es un drama arrancado de la vida. Más adelante, Irene Priewer Waisman con su texto “Pestañas postizas” conmueve, el error está en la credulidad del personaje. Loreto Delpin Aguayo en el texto “Sobrevivencia”, relata un hecho cotidiano, realista, muy sufrido. Luz María Reyes Valdivieso, en cambio, nos habla del baúl que guarda la ropa de la estación anterior y cómo al hacer el cambio surgen también los recuerdos y añoranzas.

De esta forma, nuestras siete autoras nos cuentan sus historias, amenas o trágicas, pero siempre conmovedoras. Nos hablan de sus sueños, fantasías y dolores, de los encuentros y desencuentros en el amor. De la vida.

Plumas sin máscara, es un libro que hay que leer, porque son mujeres quienes nos hablan del destino, de la sociedad que hemos construido, del dolor y la esperanza.



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