Una gigantesca roca descansa en el frontis del Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA). Se trata de la intervención “Palabras Mayores” creada por Enrique Matthey, artista visual con una trayectoria de cuatro décadas, las cuales incluyen la docencia en el Departamento de Artes Visuales de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile. Es un proyecto que fue financiado por FONDART.
Sin duda que ha sido una de las instalaciones públicas más polémicas y discutibles que se ha llevado a cabo en nuestro país durante estos años pos pandémicos.
La colosal estructura invisibiliza y anula la escultura “Unidos en la gloria y en la muerte”, de Rebeca Matte, que fue donada al MNBA en 1930, un año después de la muerte de la escultora chilena. Cubre completamente la escultura de bronce como si fuera una gran cascara de huevo, con referencias a la cultura selknam estampadas en uno de sus costados, expresadas en las características líneas blancas del arte rupestre. La obra no ha dejado indiferente al público que deambula por el barrio. Por estos días, la estructura de 8 metros de largo por 4,30 metros de ancho y 3,9 de alto luce rayada, con un grafiti enorme con la leyenda “Jesús te ama” y consignas que emplazan directamente al autor como: arte penca, wea penca, autor hijo de papito.
La piedra de la discordia tomo ribetes cuestionables en las plataformas digitales en donde se repudia y se argumenta principalmente por el alto valor concedido por el Fondart: el autor fue premiado con $22.950.000 en el marco de la convocatoria 2023 del concurso.
Se abre nuevamente un gran paradigma y discusión que es oportuno preguntarse en nuestros tiempos. ¿Qué es el Arte Contemporáneo en Chile? ¿Es válido apoyar estos tipos de expresiones, pensando en sin número de proyectos de artistas y colectivos talentosos que no lo son otorgados? ¿Es posible anular una obra escultórica que es parte de nuestro patrimonio cultural y artístico del país?
Luis Alarcón Codirector de la Galería Metropolitana, responde a mi pregunta de forma lucida, clara y sensata con respecto a esta problemática.
El arte contemporáneo es todo el arte que se está produciendo actualmente. Por tanto, todo el arte es contemporáneo. Dentro de este amplio espectro, está el arte más experimental (de elite normalmente) donde la obra de Enrique Matthey encajaría.
Es válido apoyar (desde el Estado) a todas las formas de expresión artísticas, incluido el trabajo de Matthey. El problema de fondo no es el fondart asignado a la piedra (símil de fibra de vidrio) del artista aludido. El problema es cómo hacemos para que los recursos del Fondart (Mincap) lleguen también a los sectores más postergados (para que no queden siempre en las mismas manos o sectores sociales). Los 22 millones de Matthey se ven como una cifra gigante, pero, nadie se complica con los dineros del futbol, de la TV o incluso del mismo sistema del Arte. Matthey lo más probable es que termino poniendo plata de su bolsillo para llevar adelante su idea, el costo de producción de la pieza y el transporte deben haber sido altísimos.
La obra de Enrique Matthey se puede entender o leer de muchas maneras. Una de ella seria como un ejercicio de crítica institucional (poner en tela de juicio o tensionar a la institución Museal). A partir de ello se entiende el haber tapado e invisibilizado por un periodo (y protegido) la obra patrimonial de Rebeca Matte, obra emblemática del MNBA. Más allá de los juicios de valor sobre la pieza (buena o mala), más allá de las intervenciones a las que estuvo sujeta (grafittis, soporte para otra obra, uso como baño público etc.), incluso más allá de las intenciones iniciales del artista, podemos decir que la obra finalmente funcionó. Generó polémica pública a través de las redes sociales, generó una discusión sobre ¿qué es el arte? (es hasta probable que hayan interesados en comprar la obra) lo que la vuelve un buen ejemplo de arte en la contemporaneidad.
Texto: Carlos Alberto Lizama Peña
Licenciado en Artes Visuales
Departamento de Artes Visuales
Universidad de Chile
Director: Programa Mirada del Arte
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