Fragmento IV _De la Sagrada Humedad

Me gustan los días nublados porque el gris todo lo abarca… y me inunda, me rebalsa.

Entonces la poesía se me sale por la boca, por los ojos, por la piel. Mis sentires más secretos se desnudan a vista y paciencia de quien se atreva a venir a este lado de la vereda, a riesgo de denudarse en dos segundos para entumecerse y luego arder. La poesía me pone como loca y ruedo entre los mundos, fragmentando realidades. Lo gris y lo poético se alianzan. Intuyo quieren, a toda costa, les confiese las rutas que conducen a la Diosa, la que custodia las humedades sagradas. Tan sagradas que, poco y nada tienen que ver con las humanas regiones de la piel.