Vendedora en Pucón

Hoy fui a jugar a ser vendedora de la tienda “Cueros Gabo”, en Pucón cithy. La jornada apenas comenzaba cuando la supervisora ya me había encomendado la 1ra tarea del día: debía lograr sencillar dos papelitos de diez mil pesos. (no uno, ¡¡Sino dos!!) “Ocupa tu simpatía”-me dijo-, consciente de que me estaba pidiendo una misión ¡casi imposible!.

Pucón es un pueblo pequeño, que sobrevive el resto del año gracias al comercio de la temporada de verano.

Sus calles estaban atestadas de ferias artesanales, galerías, puestos callejeros, etc. Y como es lógico, cada comerciante atesoraba su efectivo con el mismo fervor con que Gollum atesoraba su “precioooso” anillo. El sencillo escaseaba tanto en vendedores como en compradores, así que el escenario estaba en verdad complejo.

Caché que a punta sólo de simpatía no la iba a lograr. Tendría que recurrir a todos los seres que viven en el botiquín de histrionismo que la divinidad me encomendó custodiar.

Me disponía a salir al mundo exterior cuando ¡justo!, un cliente comenzó a ingresar al local.

Mientras antes comenzara con la misión 007,- pensé- tanto mejor.

Era un hombre joven, de actitud afable. Tenía aire de ducha y vestía un short y una sonrisa de lo más veraniega.

Y se me ocurrió interceptarlo con una performances entre coqueta y divertida.

Le obstruí el paso. Con una mano en la cadera, la otra en alto, bamboleando un billete, -cual pañuelo al viento-, y con mi mejor sonrisa le pregunté: ¿será que tienes posibilidad de sencillarme este billete en dos de 5? Usando una voz melódica y pausada.

Su primera reacción fue de sorpresa, luego rió. Acto seguido apareció detrás de él una mujer. Mi cuerpo “supo” era “SU” mujer.

¡Sagrada inteligencia la del cuerpo y su rapidez!.

Como por arte de magia, ¡en un santi-amén!, la mano que con audacia sujetaba la cadera se había desplomado, ¡como si le hubiera dado un “soponcio”! y pude ver, (como si me mirara a mí misma desde afuera), cómo la gestual de mi cara se re-acomodaba, (a la velocidad de la luz), en un intento desesperado de eliminar todo rastro y/o/u atisbo de coquetería!!.

Fue esa maniobra desesperada la que hizo que mi cara adoptara un aspecto … mmm… como decirlo… ¡tan extraño!. ¡Ay Dios! esa cara… ¡como quisiera olvidarla!

De la chica sexy y su “performace” no quedó nada. Lo que apareció en su remplazo fue algo muy parecido a un tierno y ridículo muppets.

Le abrí paso. Entre sonrisas cohibidas él me había hecho saber que no tenía sencillo. Me di a la fuga, hacia el mundo exterior, donde mi súper misión aún me esperaban.

Adeviki.

Jugando a ser una vendedora. Pucón cithy, Enero 2017.