Fue imposible prever tal desastre:
Un día
Se acabó la magia, y ya
El viento hacía lo suyo
Las circunstancias de la existencia
Corrían por parte de la naturaleza
Era una situación
Hermosa,
Pero inversa
Todo era profundo en la osadía de sus ojos
Su silencio
Su mirada
Su voz entre los árboles
Así como anclaste el alma a las estrellas,
Así tu silueta,
Comenzaba a ser distante
Así tus ojos,
Parecían inalcanzables
Las mentadas luminarias
Extinguieron su lumbre infinita
Transformando el brillo de su rostro
En el más hermoso recuerdo,
Como presente voluntario
Las tardes ya no existían;
Ya no eran las de antes
Terminando de golpe
Su cuento estival
Se perdían
Para quedarse
Pasando como un huracán
La desidia de la vida
Dejando vicios en el alma
Desgranando
Los improvisados castillos de arena
Tras un sol confundido
En esta soledad inversa
Donde aún reina tu presencia
Mientras un montón de brisas,
Calladitas...
Calladitas abrazan su pena
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