Soneto
I
Las ventanas por donde miro
Observan el horizonte aullando
De una tarde y sus quejidos
Con su halo triste y marchitado
Cargan con suavidad un respiro
De pasiones que parecen viejas
Donde se desata el olvido
Llegando con melodías nuevas
Entre luces y sombras incorpóreas
A razón de la vida misma
Donde dejas caer tus ropas
Y nuevamente muestras la dulzura
Que una tarde te hizo infinita
Vestida de nada, acariciada de brisas
Soneto
II
Mi cuerpo permanece levitando
Al transitar de cansado camino
Donde tu amor estaba destrozado
Más aún, nos unió el destino
Nunca tus heridas fueron tema
Ni tu voz quebranto en mis oídos
Más el amor se alzó como un lema
Y la vida sin reparo hizo nido
Cuanta ternura alcanzaron los brazos
Cuanta dulzura brotó del pecho
Y de esa manera el amor hizo lazo
Tu ruego de ayer es el olvido
Que muere triste y abandonado
Porque hoy yaces en mi regazo
Soneto
III
Está todo el amor en los granos de arena
Recibiendo a tus piececitos de luna
Todo el amor en la orilla pura
Iluminando de diáfanas tus huellas
Y caminas de nuevo muy descalza
Recordando los beso que te dio el mar
Alzando la vista llena de esperanza
Al ver tu velero de nuevo navegar
Y tus ojitos de río al mirarme
Desembocan de suspiro a cantar
Donde encuentro razón para besarte
Y al igual que el viento y la sal
Quedarme en tus labios de recuerdo
Así como un día, miraste el mar
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