Sinuoso tu cuerpo de canela
subía y bajaba ante mis ojos
Cimbreabas tus caderas suavemente,
trastornando galaxias
al cielo inflamando
Las luces de cristal giraban…
En el centro de la pista
dejaste caer tu blusa,
asomaron las manzanas maravillosas
de tu pechos
En la quebrada insinuante de tus muslos
se instaló mi deseo sin tapujos
Percibías mis orejas rojas de ti
seguía tu ritmo, te cercaban mis brazos,
Te detenías y reías
girabas elíptica y sensual
abrazando una imaginaria barra luminosa
El devaneo invadió la piel
Te quedaste estampada a fuego
en mis primarias ansias
Mujer desenfadada y ondulante
danzante carioca de Copacabana
dueña de mi admiración forastera
Me traje tu voz de terciopelo
que en cada esquina de nostalgia
me susurra insinuante
“Você sabe muito, professor,
meu professor”
Poemas desde mi barrio, América, 1995