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En la república que vivimos en nuestra adolescencia, la educación era la opción de movilidad social y había becas o gratuidad para los estudiantes capaces, que proveníamos de hogares obreros. Nos formamos en una Universidad que tenía compromiso con su entorno, había debate, se esgrimían visiones de mundo, se discutía con vehemencia, pero con respeto cívico. Hasta que se rompió la convivencia y vino el oscurantismo mercantil. Los viejos líderes revolucionarios se dieron cuenta que para una movilidad social express, bastaba con cruzar la vereda y servir al adversario ideológico. Así lo hicieron y sus aspiraciones ya no fueron vivir en Ñuñoa sino en la Dehesa. Ya no fueron dirigentes poblacionales de la Legua, sino miembros de Directorios de Corporaciones Multinacionales. En el exterior aprendieron a coludirse con los intereses del neoliberalismo global y adecuaron su discurso para vestirlo de "realismo político" de"pragmatismo" de "la medida de lo posible". Ese es el fondo emocional de la frustración de la vieja izquierda, el haber sido traicionados por líderes que archivaron los sueños de una sociedad más justa y todos los proyectos alternativos que ello implica, para ser serviles administradores del modelo, generando flujos secretos de dinero como participación en los negocios, manteniendo un rol de dique frente a las demandas sociales, embolinando la perdiz con cambios menores, pero sin tocar ni en lo más mínimo la esencia concentradora del modelo. Esa izquierda se desconcertó, se pasó al PRO y por eso ganó Piñera. Pero en estos dos últimos años cayeron las caretas y todos desnudos en la plaza pública quieren disimular sus inmundas conductas, su traición de fondo, su alianza servil a los amos que manejan los hilos del poder. Es la esencia de lo que vive Chile y la esperanza débil pero necesaria, es que partidos nuevos, como Revolución Democrática, movilicen a las urnas al 60% que se abstuvo hasta ahora, para poder quitarles el poder a ambas corrientes que nos dominan. Como en España, de la indignación a las urnas y a pelear por reformas de verdad, con nuevos representantes republicanos, honestos y con voluntad de servicio público. La Decencia al Poder.



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Escribo esta nota, sin mayores pretensiones de análisis, sólo para dejar registro histórico de una jornada vivida en pandemia, saliendo a votar desde el confinamiento, cuidándonos, sin poder abrazarnos para celebrar la victoria, sin poder celebrar en las alamedas, porque vivimos hace más de un año en toque de queda, adecuando la labor política y comunicacional a estos tiempos marcados por la represión, el amedrentamiento y el negacionismo oficial. Escribo con la emoción viva de algo que recordará la Historia, en la mañana después, como columna de registro para dos días de soberanía popular.



El viernes 14 escribía como corolario de los múltiples anhelos, sueños y esperanzas que se han venido acumulando a partir del 18 de octubre de 2019, lo siguiente: Este fin de semana será, votación progresista mediante, el principio del fin de la más vergonzosa transición a la democracia, en un camino lleno de mentiras y traiciones. Para ello, votemos agradeciendo a los jóvenes, para llegar al lunes 17 rebosantes de Dignidad.

El día sábado desperté cerca de las seis de la mañana y fui a votar a primera hora. Estaba fría la mañana y a las 8:30 ya estaba en la fila preferencial en el el Liceo N° 2 de Niñas, allí en la avenida Brasil. Tuve que esperar que se constituyera mi mesa. Muy gentilmente una jovencita “facilitadora” me hizo entrar y me ofreció asiento. Allí esperé unos 40 minutos, mientras en medio de carreras llegaban vocales y, en medio de carreras, pasaban las urnas plásticas y los paquetes de papeletas que se utilizaron para elegir Convencionales Constituyentes, Gobernador, Alcalde y Concejales. Sentí que los facilitadores atendían con un entrenamiento parecido al que se usa en las promociones de novedades, sólo que acá el producto era una histórica elección simultánea.

Fui el primero en votar en mi mesa, sólo me precedió una señora que estaba de vocal en la misma mesa y votó primero que todos, antes de comenzar a abrir. Los votos los entregaron predoblados, un lápiz pasta y 4 estampillas con pegamento para sellar cada voto. Trámite expedito, quizás unos 3 minutos y depositar los votos, firmar y retirarme con el sentimiento del deber cumplido. De allí en adelante, seguir expectante los comicios. El primer día, el sábado 15, votó un 19% del padrón electoral y allí mismo se encendieron las alarmas.

Una desconfianza o quizá la tradición de votar en domingos, explicaba en ese momento que hubiera votado solamente un 19% del padrón electoral. La desconfianza, se presumía que derivaba de rumores conspirativos; se había corrido la voz de que podrían perderse votos. El SERVEL mostró en noticieros cómo esa tarde se guardaban las urnas de cada mesa en una “bóveda”, que era una sala del liceo, elegida para almacenarlas por esa noche. Luego, la puerta era sellada, al igual que cada urna se cubría con plástico e incluso alusa de la que se usa en la cocina. En resumen, un esfuerzo mediático para demostrar que la votación funcionaba con total seguridad. Pese a ello hubo apoderados que se amanecieron en los locales para cuidar esas bóvedas. Algo irónico fue que, en un recinto de votación de la capital, custodiado por militares, se entraron a robar, pero no los votos, sino que diez televisores del recinto educacional.

Esa tarde del sábado en la Red un programa especial entregaba las miradas sobre el proceso que había permitido llegar a este momento. El mensaje que daba vuelta por las redes era: se requiere que se levanten temprano a votar y que nadie se reste. Esa noche nos sentíamos en el umbral de una nueva era, en el inicio del fin. Y también pensaba en cuántos esa noche estarían pensando emigrar a Miami.

El domingo, al abrir las transmisiones, la televisión mostraba que había pocos votantes concurriendo a las mesas. Y comenzó la desazón, sentir que podría fracasar el plebiscito. En ese momento, la mañana del domingo fue apretada, nerviosa, siguiendo el desarrollo de la jornada por las redes sociales, escribiendo diversos mensajes, llamando a votar, especialmente a los jóvenes.

Mi compañera, a su vez, escribía en Facebook: “Los jóvenes, vayan a votar, los viejitos ya cumplimos, faltan Uds. Vayan a votar para que puedan contarle a las próximas generaciones que fueron responsables y participaron en un acontecimiento histórico, todos arriba”. “Si no quieren trabajar hasta los 103 años, ¡¡¡levántense a votar!!!”

“A votar, es una obligación que tenemos con los cabros de la revuelta que están presos, por los que terminaron con daños oculares, por los heridos y por los muertos. Es lo menos que podemos hacer. Todos arriba a votar , esta es una obligación, porque no todo es exigir derechos. Hay que cumplir por nuestros hijos, nietos y demás descendientes, para tener una Constitución que proteja a la gente y no sigamos estando dominados por los intereses económicos”.

En Twitter escribía:

“#VayanAVotar #ConquistemosPoderConstituyente Somos el 80% que votó que la nueva Constitución la redacten representantes de las organizaciones sociales. Los adultos mayores ya votamos, les toca a los jóvenes, la Primera Línea está en las urnas”.

#VayanAVotar No basta con marchas ni paros nacionales, es necesario estar en la primera línea de las urnas y consolidar un proceso constituyente que, nos guste o no, es el camino disponible para terminar con el modelo y la constitución del dictador y construir un Chile fraterno.

A esos ciudadanos que están sufriendo por la falta de trabajo y la desprotección del sistema, por favor, entiendan que la elección de convencionales constituyentes de hoy, es el único camino para liberarnos de las cadenas de la Constitución del dictador y construir un nuevo trato. Hay que tener la convicción de concretar aquello por lo que se lucha. Votar era, ayer y hoy, estar en la primera línea de las urnas.

Transcurría el domingo y, a medida que se acercaba el cierre de las mesas, se apreció un repunte en la cantidad de concurrentes a los recintos. Parodiando aquellas elecciones de los setenta, cuando se seguían las elecciones por la radio, con lápiz y papel, íbamos siguiendo los primero cómputos, el asombro se convirtió en alegría, en relectura de datos, comprobación de fuentes, hasta que vino el jolgorio, los abrazos, los mensajes a los amigos, un interminable diálogo en redes sociales siguiendo cada noticia, cada reconfirmación. Era real, era lo que estaba ocurriendo, se derrumbaba el castillo medieval y los vasallos inundaban el reino. El pueblo sencillo de Mundaca, lloraba de alegría, los luchadores del agua, los considerados personas de interés para la seguridad nacional, los amenazados, excluidos y amenazados, estaban dando vuelta el tablero y era real, Rodrigo Mundaca llegaba al 44% y salía electo en primera vuelta como primer Gobernador de la Región de Valparaíso.

En los constituyentes, Carolina Vilches, de Petorca, y Jaime Bassa, Valparaíso, punteaban como constituyentes en los Distritos 6 y 7 respectivamente. En los municipios de Valparaíso y Viña, Jorge Sharp era reelecto por amplio margen y Macarena Ripamonti ganaba en una comuna histórica de la UDI. Muy tarde, casi de madrugada, llegaron los cómputos de concejales y allí otro alegrón, un hombre de la cultura, Thelmo Aguilar, se instalaba con su Dimensión Latinoamericana como flamante concejal por Valparaíso. Parafraseando a Fernando Atria, abogado constitucionalista electo como constituyente, estábamos viviendo un estallido electoral que venía a sellar el estallido social de octubre.

Efectivamente, desde la explosión social de Octubre, con una pandemia que ha dejado más de 30 mil muertos, con violaciones a los DDHH, con un gobierno represor, mezquino en la ayuda y denunciado por actos de corrupción, contra viento y marea, invisibilizados, excluidos de la franja, casi sin financiamiento, a puro corazón y pateando los territorios, los Independientes se han convertido en la principal fuerza política que se instala en la Convención Constitucional. Las listas Apruebo Dignidad, Independientes de Movimientos Sociales, la Lista del Pueblo, han demolido al duopolio de Chile Vamos-Concertación e instalado una nueva política, en ciernes, que se genera desde la base social, desde los territorios.

Y ya de madrugada, con los cómputos finales cerrando este episodio trascendental, la principal conclusión es que, de los 155 convencionales constituyentes, 49 son Independientes. Por su parte, los partidos de derecha, que estuvieron por el Rechazo, sólo alcanzaron 37 escaños; esto significa que el tercio a que aspiraban para bloquear los cambios en el proceso constituyente, no lo han alcanzado. Con lo cual se libera esa camisa de fuerza que instaló como condicionante el Acuerdo del 15 de diciembre de 2019. El pueblo a través del sufragio, ha saltado el torniquete y se despeja el camino a una Constitución que sepulte para siempre la Constitución del 80.

Cerré la noche con el siguiente Twitt: Como Periodismo independiente desarrollamos el ciclo Independientes a la Convención Constitucional. Esta noche con emoción vemos que la fuerza de pueblo ha logrado abrir camino al sueño colectivo y respiramos, alegres por fin.

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En estos momentos, en que Chile discute el Royalty a la Minería, es necesario dar una mirada más profunda al sector minero, para defender en la Nueva Constitución nuestra soberanía económica, en especial de esas malas prácticas y asimetrías con que se ha manejado el extractivismo, para explotar nuestros recursos y evadir impuestos.

Chile es una economía abierta y extractiva, de exportación principalmente primaria y con importaciones de combustibles, manufacturas, maquinarias, tecnología y alimentos. El intercambio de Chile con el mundo es de 111 mil millones de dólares, con una balanza comercial, al 2019, positiva. A octubre 2019, las exportaciones alcanzaban a 58 mil millones de dólares y las importaciones totalizaban 54,5 mil millones de dólares.

Lo que Chile exporta es minería, 51,6%, forestal, 8%, frutas, 9,6%, productos del mar, 9,1%, vinos, 2,7%; en tanto, sus importaciones principales son combustibles, 16,8%, maquinarias, 18,1%, transporte,12,9%, alimentos, 6,5% y tecnología, 4,5%.

Necesariamente, poder reorientar al país hacia una economía humana, pasa por exigir que los grandes grupos tributen. Una fiscalización eficaz, íntegra, que no sea manoseada por el tráfico de influencias, podría llevar, incluso sin subir los impuestos, sino determinándolos con rigurosidad, a un aumento importante en la recaudación. Intervenir la distribución de la carga tributaria, requeriría potenciar los SII regionales para que las empresas tributen en la región en que radican sus establecimientos productivos, eliminando la Unidad de Grandes Contribuyentes central, toda vez que ella ha significado, en la práctica, favorecer a esas grandes empresas, al obtener ellas condonaciones, rebajas de multas, que han ido en perjuicio del interés general, generando situaciones de privilegio y poca transparencia en los tratos otorgados.

Minería: criterios para mejorar la fiscalización

En Minería, con el cobre como “viga maestra”, cualquier gobierno próximo deberá recuperar el recurso, al menos en términos de una eficaz fiscalización, que apunte a obtener un retorno positivo para el Estado y propiciar que se agregue valor al recurso en bruto, para salir de la trampa del modelo extractivista impuesto.

Un nuevo sistema político y económico debería hacerse cargo de los vicios que se produjeron desde 1990 en adelante, cuando se permitió que compañías mineras extranjeras pudieran exportar concentrados minerales, sin fiscalizar efectivamente lo que iba en esas mezclas. Porque fue en el primer gobierno de la Concertación cuando el Estado de Chile, en contra de los programas técnicos de gobierno, que buscaban fortalecer la refinación del cobre en Chile para exportar cátodos, se autorizó a las mineras privadas la salida de concentrados, lo que no fue acompañado ni de una mínima fiscalización. Por el contrario, se permitió que las propias mineras determinaran qué elementos contenidos serían objeto de pago, lo que significó que el Estado tuviese mínimo control de los demás elementos que componían los concentrados, los que salían sin registro ni retorno alguno. Fue la denuncia de un privado ante la Contraloría General de la República, la que detonó el inicio de un plan de fiscalización minera que superara la inacción que se había mantenido por dos décadas. Hasta el 2005, invocando “la buena fe”, se dejó hacer a las compañías mineras internacionales. No ha existido certeza de las leyes de mineral declaradas, porque el Estado no implementó un sistema de control y análisis que verificara los certificados proporcionados por las mineras. Recién el año 2005 se comenzó exigir un certificado de laboratorio que indicara los contenidos de los concentrados y sus leyes. Fue en el 2014 que el gobierno autorizó a Aduanas llevar adelante un Plan de Fiscalización Minera. El Servicio Nacional de Aduanas implementó un procedimiento de control de embarques y toma de muestras representativas, con posibilidad de realizar contra análisis, que permitieran verificar qué era lo que se estaba exportando. Potenciar las capacidades analíticas del Laboratorio Químico del Servicio Nacional de Aduanas e incorporar competencias de profesionales especializados, fueron los pilares para fortalecer la capacidad fiscalizadora de las exportaciones mineras. Se formó un equipo de especialistas mineros que pudieran controlar los procesos de embarque, de extracción de muestras y lograr trazabilidad de los análisis en origen, destino hasta los Informes de Variación de Valor que los exportadores deben presentar una vez cerrada la venta externa.

Esta fiscalización permitió auditar mineras , públicas y privadas, identificar conductas de riesgo, detectar diferencias en las leyes declaradas o contratos en los que se omitía declarar elementos recuperables en destino y con valor económico. El plan de fiscalización minero implementado fue informado a la Contraloría General de la República y funcionó auspiciosamente desde 2013 a 2018, pero, cuando parte el segundo gobierno de Sebastián Piñera, la SONAMI realizó un fuerte lobby y el programa se frenó, sin alcanzar a aplicar las correcciones esperadas, al comportamiento de las mineras.

El Estado de Chile ha estado sometido a la presión del Lobby Minero y, por ello, no ha sido capaz de fijar reglas estrictas a la minería. Es así que se sigue declarando en los concentrados de cobre, principalmente el cobre, el oro y la plata, aceptando que sea el contrato entre parte el que determine qué se paga y qué se castiga, sin que se haya fijado la obligación de declarar todos los otros elementos que pudieren tener recuperación económica en el exterior.

Pese a ser Chile el principal país productor de cobre, Codelco no ha intervenido en el mercado para exigir que en los contratos de suministro se reflejen todos los elementos que pudiesen tener valor comercial – lo que hoy no se declaran- y que, por otra parte, se transparenten los costos de refinación que se aplican como deducibles al precio bruto de venta para exportación, verificando su consistencia en los Informes de Variación de Valor que da cuenta del resultado final, cuando se ha cerrado precio de exportación.

Desde el punto de vista de los precios, Chile recibe por las exportaciones lo que declaran las exportadoras mineras, de acuerdo a contratos a los que no se fija límites de aceptabilidad. Como el mercado minero mundial está altamente concentrado en pocas mineras multinacionales, aparece recurrentemente en esos flujos, la práctica de subvaloración de las exportaciones, con declaraciones aduaneras que, a la salida, informan precios ficticios que no reflejan la venta para exportación final, real y efectiva del producto, a precios corrientes de mercado. Una de estas malas prácticas es que las filiales locales vendan a sus casas matrices o a otras filiales en paraísos fiscales, en lo que se define tributariamente como “precios de transferencia”, sin que exista, desde el punto de vista del valor aduanero, en la operación una venta real, sino un traspaso de stocks para su venta efectiva ulterior a terceros. Además, en las liquidaciones de los retornos, suele incluirse como gastos deducibles costos de gestión comercial sin que exista intermediación efectiva de terceros en la venta para exportación.

En cuanto a Cochilco, esta Corporación se ocupa de supervisar y auditar a las mineras públicas, vale decir, Codelco y Enami. En lo que respecta a las mineras privadas, Cochilco exige que registren sus contratos de suministro, pero sin ejercer un rol fiscalizador de fondo, que apunte a las condiciones de los contratos que los exportadores registran ante dicho organismo. La fiscalización real, que la legalidad permite, de las exportaciones de productos mineros, queda a cargo de Aduanas y de Impuestos Internos. Para mejorar el proceso de fiscalización de concentrados minerales, profundizar la fiscalización, sería asunto de mera voluntad política porque el marco normativo lo permitiría y el resultado esperado sería levantar una tributación efectiva y asegurar retornos de divisas a valores reales de mercado.

El descontrol del sector, es parte de la óptica neoliberal que, cuando existen asimetrías en los mercados, privilegia el libre mercado y deja hacer, deja pasar, sin tomar medidas de corrección. En este sentido, se ha permitido que las mineras multinacionales que operan en Chile y que representan más del 70% de los volúmenes de concentrados de cobre que exporta Chile, actúen imponiendo a la minera local contratos leoninos para el interés nacional, en donde se les paga sólo algunos contenidos y se castiga los retornos con gastos deducibles que no son comprobables o están fuera de los rangos internacionales de los mercados de metales.

En un próximo Estado Responsable, tomado ese adjetivo como antónimo de Estado Subsidiario, en donde se atienda al interés general, se debería generar una fiscalización eficaz de los contratos internacionales de suministro de productos mineros, que asegure el cobro de los suministros a precios corrientes de mercado, desmantelando actuales maniobras que se utiliza para subvalorar los precios, minimizar utilidades a efectos tributarios, utilizando triangulaciones vía paraísos fiscales con refacturaciones finales que nadie controla, todo lo cual produce efectos evasivos a la renta interna y una fuga de divisas.

Si se respaldase con voluntad política la acción fiscalizadora del Estado, éste podría actuar con coordinación, unidad de dirección, idoneidad y compromiso, con lo cual, se podría recuperar enormes recursos financieros que, de momento, se diluyen y quedan fuera del país, mediante las maniobras evasivas reseñadas, que producen lo que se denomina, facturación perdida, lo cual afecta a los Estados exportadores y un tema de preocupación de los organismos intergubernamentales anti evasión.

En lo que se refiere a la Minería No Metálica, el litio ha aparecido como el oro blanco del Siglo XXI y Chile posee las mayores reservas. El Estado de Chile ha manejado el recurso a través de CORFO y el control del destino de las ventas de litio, a través de la Comisión Chilena de Energía Nuclear, CCHEN.

La estrategia chilena, a mi juicio, debería ser actuar con una fiscalización efectiva de los precios a los cuales se comercializa el litio a compradores finales. Las multinacionales SQM, Albemarle y Tianqi Lithium, no declaran las operaciones finales y practican lo que se ha definido como missing invoice, en donde al fisco de Chile se declara un precio de salida que, no siendo real, implica que parte del precio final, total y real, queda en el exterior, habitualmente en paraísos fiscales, sin que el país productor pueda percibir esas divisas y exigir tributación sobre bases de renta reales. La Comisión Chilena de Energía Nuclear controla e identifica al comprador final del litio exportado, pero no se ha fijado a esos exportadores la obligación de informar los precios de venta finales a esos compradores. Por lo tanto, parte importante del negocio no se declara, ya que se cierra la exportación como un precio FOB A Firme, en circunstancias que, aún no se ha perfeccionado una venta, y lo que se ha hecho es un traslado de inventarios a la filial del grupo, que concreta la venta final, sin que Chile pueda conocerla a efectos de retorno de divisas y de resultados totales para determinación de renta. Es imprescindible que esta debilidad que existe en la fiscalización de los productos del litio se corrija en un Estado que vele por el bien común en forma soberana.

El modelo tolera estas maniobras en contra del interés nacional y no se requeriría leyes especiales para hacer cumplir las reglas internacionales de valoración aduanera. Basta, nuevamente, que se gestione con integridad la acción fiscalizadora sin resignar el interés de Estado, ante las presiones políticas que este nivel de corporaciones suele practicar.

Sin una fiscalización real de los precios internacionales que se obtienen por los suministros de la minería metálica y no metálica, Chile está tolerando una explotación que sólo beneficia a los intereses privados internacionales, que lucran con nuestros recursos, en una evasión tributaria que, si se evitare, podría significar recuperar cifras importantísimas para el erario nacional. Caminar a la fabricación de baterías de litio sería un paso factible si se negocian joint ventures con el peso específico de un Estado soberano, que actúe con integridad y con visión de largo plazo.

Desde una mirada ética, la sociedad civil reclama el término de un sistema abusivo y desprotector de las personas, buscando asumir un nuevo trato para garantizar derechos humanos y sociales. Para que esto se haga efectivo, el Estado debe disponer de manera sustentable de ingresos suficientes. El rol Fiscalizador del Estado viene a cubrir esta variable fundamental y los profesionales de la Administración así lo sienten como misión institucional. Sólo hace falta dotar a los organismos fiscalizadores de una facultad suficiente y autonomía efectiva, para operar sin la injerencia distorsionadora de los gobiernos de turno, en pro del Bien Común e Interés Nacional.

Ese cambio de actitud, erradicar la evasión y la corrupción asociada, son objetivos que deben ser recogidos en la Convención Constitucional.


Periodismo Independiente, 10.05.2021




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