se nos viene Septiembre, compañera,
remolinos de duelos, de pesares,
de cuecas y borracheras necesarias
Pequeñas agujas sostienen
la negra geografía de tu pelo
Desde donde nacen los ríos
hasta los acantilados del Pacífico
Desde la puerta de fierro
del ferrocarril sobre la arena,
desde el silencio impuesto por espuria garra
hasta las ánimas mutiladas
de una Patagonia invadida,
con los rigores de la memoria prohibida
tiñen de luto la tierra prometida
del archipiélago usurpado
hielos crujientes que mueren
y los glaciares sucumben a su codicia
El silbido azul de una cometa
transitan el golfo de penas
Una ronda de timbales fluye
por las poblaciones de la tierra mustia
y dentro del viento felino, volantines...
Son, compañera, tu perfume,
tu risa, tu mirada de fuego
las anclas que me nutren, la savia encendida,
tu zubia refrescante en los amaneceres
Así, enarbolando primaveras
me pongo de pie hacia el trabajo
saludo a los perros del barrio
al suplementero que abre las auroras
al trabajador que limpia la ciudad que languidece
con sus dolores maniatados
con la chicha naranja apagando penurias
con la cueca vehemente remeciendo enramadas
En la contradicción de penas y guitarras
con el cuño de tu alquimia,
amándote sin freno, compañera
Aunque Septiembre tenga ortigas en la frente
el verbo trota laberintos,
seguro de cruzar la incertidumbre
Asido a un gajo de naranja
y la vida derrotó a la muerte,
porque marchamos juntos, compañera
Y el zumo del sol, el vino, la canela
se combinan con el chocolate adictivo de tu piel
porque en septiembre se reunieron los demonios,
en el útero azul de la patria
para volver a ser libres,
Chile es la lid constante
para sobrevivir a la dominación
esquivando la traición espuria