Se derrumban,
desperdigados con elocuencia,
por el sin sentido,
Por las rendijas de un tiempo arrebatado
deambulan las palabras huérfanas
El susurro del tedio amenaza sus esquirlas
La explosión de los espíritus
irrumpe entre lápidas y epitafios mentirosos
Los sepultureros tronchan la memoria,
plagian los in memorian
y reducen la muerte
a eventos de catálogos
El denso estupor que me agobia
es un crucigrama de sentimientos confusos
Rescatar nombres que alguna vez
fueron prioritarios
Después se opacaron y destiñeron en el olvido
Caminar el derrotero, vista al frente
Y, de pronto, un reojo al pasado
Quedar como Sara convertido en efigie,
en piedra que se desgrana
cambia de formas,
muere en la ventolera
¡Qué sin sentido más apasionante¡
Imaginarte en mis leyendas
como dimensión paralela
¿Qué habría sido de nosotros
si el juego hubiese dejado
dados cargados a tu favor?
¿De qué estaríamos hablando?
Hoy eres difusa inspiración
de cuerpo ardiente
deslizándose por mis cabildeos
de persona juiciosa
Para estampar en mi frente
el desatino
de no haber persistido
tras tus besos y todos esos otros besos
que quedaron sin argumentos
en la buhardilla de borradores
que nunca se pasaron en limpio
La vida me da la cachetada
de lo que soy
y la interrogante de lo que quedó,
arrugado por mi libre albedrío
Y camino esa alternativa,
cauto y precavido
Asido a cordajes que impidan el vuelo
Esquivando las sordinas de otros puertos,
despojado cada día de más lastres
minimalista en habitaciones
gigantescas de vacío
Con apenas un candor de adolescencia vivo
Entrelazando imágenes de sueños
inventados sin causa aparente,
La poesia cómplice,
inusitada vertiente de fantasías
me deja abrazar a la mujer de Bahía
y puedo precipitarme
en la tentación
de sus pechos enormes
Descubrir tardíamente
el fragor de un sueño moreno
aroma a trópico encendido
O bailar desenfrenado
con la mujer del altiplano,
carnavalitos en Oruro,
Desvestir las hojarascas del Titicaca
festinar las madrugadas de cachaza
apunarme de orgasmos
que nunca me permití,
con la ebriedad que nunca admití
en mis protocolos
El desquicio de escribir inventos
reivindicando otras dimensiones,
me lo concede
la erudita poesía de burdeles
colándose por los escaparates ordenados
dejando retazos de pasión
desparramados por el piso,
como caminos o puertas
de un concurso manipulado
por un truhan mentiroso
que conduce al infierno,
entre algarabías de sexo,
con la excusa diestra
de que habría valido la pena
Sin infiernos ni paraísos,
la sed de amores seca la boca
y escribir es
la recuperación de los sentidos ,
liberados en la ronda de ensoñaciones
induciendo a fumaderos
que nunca conocí
Ser ordenado tiene una cuota enorme de satisfacción
pero, la contra cara de no haber explorado
la borrachera ni la resaca.
En fin, sin haber conocido
el vómito ni la culpa,
liviano para seguir escribiendo
desde la fantasía,
mas no de la experiencia o de la bruma.
Esas etéreas y deseadas odaliscas
Viven en mi palabra
Sin remiendos ni eufemismos
Son esencia de esos pecados de pensamiento
con que nos horquillaban
los párrocos de catecismos
Pero que hoy se vienen lujuriosas y libres
Encendiendo mis fiebres, categóricas,
Ellas sí existen
y paladeo su imposible.
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