Una mujer que fue docente periodista, madre soltera en patriarcado que miraba mal el hecho de no tener marido, actriz, pero por sobre todas las cosas una gran poeta, su rebeldía también están sus versos, tan calmos y furiosos como el mar, conocida como la poeta del amor ella es Alfonsín a Storni; nació el 29 de mayo de 1892 en Capriasca, Suiza hija de padres italo-suizos, nació allí casi por accidente, ya que la madre de Alfonsina, Paulina, era maestra, y su padre, Alfonso, había comenzado años antes un negocio en el que producía refrescos, hielo y cerveza en San Juan, Argentina, que les permitió ocupar un lugar de prestigio en la sociedad argentina en los primeros años de casados. Sin embargo, empezaron las estrecheces económicas y el padre empezó a beber y a desatender el negocio, por lo que el médico de la familia sugirió unas vacaciones, así que el matrimonio, ya con dos hijos, se fue a Suiza.
Cuando Alfonsina tenía cuatro años, la familia regresó a Argentina, primero a San Juan y luego, en 1901, a Rosario. Siete años después tuvieron su cuarto hijo, Hildo, con quien Alfonsina desarrolló un afecto materno. Pero a pesar de tanto cambio de residencia, la familia sobrevivió siempre con grandes dificultades económicas.
Alfonsina una niña curiosa y su imaginación no tenía límites, inventaba robos incendios crímenes y generaba problemas en su familia, una de sus travesuras fue invitar a una de sus maestras para las vacaciones, en una quinta imaginaria, su mamá no solo estaba preocupada por enseñarle a decir la verdad a su hija, sino también por los pensamientos de la pequeña, con 12 años Alfonsina escribió su primer poema, marcado por la tristeza de la vida que ve alrededor y centrado en la muerte. Lo dejó debajo de la almohada de su madre para que lo leyera, y a la mañana siguiente, su madre, enfadada, le riñe explicándole que la vida es dulce, pero para la poeta su mamá ocultaba una tristeza difícil de explicar, dicen que silenciosa las mujeres han sido de mi casa materna
En esos años la madre de Alfonsina intentó dirigir una escuela privada con 50 niños, pero el padre decidió que era mejor dirigir un café pequeño en el que la pequeña Storni servía y fregaba. Todo falló y las condiciones empeoraron cuando murió el padre en 1906.
Decide que tiene que sobrevivir por ella misma y con 14 años se traslada a Coronda para estudiar Magisterio. Trabaja en una empresa de gorras, en otra de aceites y también como celadora en una escuela, pero el dinero que le queda tras pagar la pensión no le da para vivir y hace escapadas a Rosario para cantar en un teatrillo como corista, a los 15 años hizo su debut como actriz en una obra teatral, el día del estreno uno de los protagonistas enfermó y la única que se sabía de memoria en los ensayos era la poeta, en la obra representaba Alfonsina a San Juan Evangelista no tuvo problemas para interpretar a un hombre y su actuación fue elogiada por la prensa de Rosario.
Como ya tiene clara su vocación de escritora, publica sus primeros versos en las revistas Mundo Rosariano y Monos y monadas, pero a la vez sufre su primer desengaño amoroso con un hombre casado, 24 años mayor que ella, y que además la deja embarazada.
Alfonsina, avergonzada, se refugia en Buenos Aires pero decide tener al hijo que lleva dentro y con 20 años da a luz a Alejandro, la indiferencia de su amante la llevó a instalarse en buenos aires el 21 de abril de 1912 nació su hijo Alejandro su único y verdadero amor la maternidad a los 20 años fue una experiencia más de intensidad que marcó su vida y la llevó a replantearse el rol femenino en sus libros abundan los poemas en donde el artista describía una mujer en una situación de clara sumisión, realizó algunas colaboraciones en la revista Caras y Caretas allí pudo conocer a grandes poetas y escritores como Horacio Quiroga y Manuel Hugarte que comenzaron a mirar la diferente esa persona delicada y cariñosa tenía un gran talento intelectual
El primer libro de Alfonsina Storni se publicó en 1916, cuando era pobre, madre soltera, sin contactos adecuados y considerada poco atractiva según los estándares de la época. Se publicaron quinientas copias por 500 pesos. Sus siguientes obras, El dulce daño (1918), Irremediablemente (1919), y Languidez (1920) expresan sus frustraciones con los estereotipos de las mujeres. Precisamente en este último proclamó en uno de los versos: “Señor, el hijo mío que no me nazca varón”.
En 1920 Alfonsina Storni ganó el Primer Premio Municipal de Poesía y el Segundo Premio Nacional de Literatura por Languidez. En 1921, el Teatro Infantil Municipal Labardén creó un puesto para ella y en 1923 se convirtió en profesora de Lectura y Declamación en la Escuela Normal de Lenguas Vivas. Poco después obtuvo una cátedra en el Nacional de Música y Declamación.
Sin dejar de escribir, sus obras Ocre (1925) y Poemas de amor (1926) expresan el resentimiento femenino hacia el hombre que simplemente busca la comodidad. Comparadas con sus trabajos anteriores, estos son poemas más cínicos e irónicos que expresan su actitud cada vez más mordaz hacia los hombres.
a los 28 años logró atravesar las fronteras con el libro “Languidez” el reconocimiento le permitió dedicarse completamente a las letras y a viajar, recibió el primer premio municipal de poesía y el segundo premio nacional de literatura y se creó para ella una cátedra en el teatro municipal, dos años después fue profesora en la escuela normal de lenguas vivas e intervino en la creación de la sociedad argentina de escritores, Jorge Luís Borges y Federico García Lorca ya eran sus pares, a partir de ese momento su carrera como escritora no paró de crecer, libros en prosa poesías y obras de teatro le permitieron lograr el reconocimiento que merecía, a sus 43 años se estaba bañando en el mar y una ola le pegó en el pecho sintió un dolor muy fuerte y al tocarse ha sido cuenta que algo no estaba bien,
después de varios estudios en 1935 descubrió que tenía cáncer de mama y debían operar, la mastectomía le dejó grandes cicatrices físicas y emocionales Alfonsina ya no era Alfonsina, se refugió en una casa en don Torcuato rodeada de amigas pero después de 20 días de reposo y habiendo pasado una noche de tormenta que la asustó, decidió volver a su hogar, su carácter cambio ya no visitó más a sus amistades y no podía admitir sus limitaciones físicas, hizo una sola sesión de rayos porque la dejó exhausta y no pudo soportar el tratamiento, no quería que su hijo la besara y se lavaba las manos con alcohol antes de acercarse a él o de cocinar, el dolor y la tristeza se convirtieron en sus oscuros compañeros, pero puertas para afuera Alfonsina ocultaba su malestar físico y emocional trabajando, el 19 de febrero de 1937 recibió la noticia que terminó de sumergirlo en la tristeza. su único amor, se había quitado la vida, Horacio Quiroga se suicidó, luego de que le diagnosticaron cáncer de próstata, el escritor bebió un vaso de agua con cianuro, el mismo día en que se enteró de su enfermedad, la leyenda cuenta que junto al vaso de agua había una carta para Alfonsina que nunca recibió, después el trágico destino los volvería a unir, los médicos le confirmaron que el cáncer había vuelto a su cuerpo y que sólo tenía seis meses de vida, la morfina era la única forma de parar el dolor, Alfonsina no iba a tolerar otra batalla, el 18 de octubre de 1938 en constitución al pie de un tren nocturno que partió hacia mar del plata, se despidió de Alejandro, ella decidió que su hijo no la acompañara y le dejó una serie de recados incluyendo el cobro en el diario la nación, Alejandro jamás reclamó ese dinero y entendió que su madre no regresaría, escribió su poema voy a dormir y lo despacho por correo al diario la nación, que lo publicó al día siguiente de su muerte “déjame sola o sea romper los brotes que acuna un pie celeste desde arriba y un pájaro que tras unos compases para que olvidas gracias una en carga si él llama nuevamente por teléfono le dices que no insista”, también le escribe una carta a su hijo y una nota a la policía para que no culpen a nadie de su muerte, esperó hasta la noche del 25 de octubre, a primeras horas de la madrugada llovía de manera torrencial, Alfonsina salió de su habitación, sin que nadie lo notara optó por el camino más corto, llegó al espigón de la perla y se lanzó al mar… uno de sus zapatos fue encontrado atrapado en la escollera, horas más tarde su cuerpo forzado, con tan solo 46 años, Storni fue mucho más que un triste final, Alfonsína se fue de este mundo luego de habernos regalado 34 años de carrera, más de 20 obras literarias y cientos de poemas que aún se siguen recitando, incluso sus últimos pasos fueron fuente de inspiración para una de las canciones más bellas “Alfonsina y el mar” de Ariel Ramírez interpretada por innumerables músicos de lengua española como Mercedes Sosa, sin importar el qué dirán dicto su vida con pulso propio y fue madre soltera, en una época que la condenaba socialmente, ella no se dejó avasallar y puso a relucir su espíritu feminista, con una pluma tan veloz, como su inteligencia la cronista y poeta desafió el sentido común de manera astuta e irónica, un ejemplo de lucha no solo por el reconocimiento artístico sino también por su lugar como mujer en la sociedad, su muerte marcó el nacimiento de la leyenda de la mujer de una pluma brillante introspectiva y crítica que supo abrirse camino en un mundo manejado por hombres y tomar las riendas de su vida hasta el punto de decidir cuándo terminar con ella.
LA LOBA
Yo soy como la loba.
Quebré con el rebaño
Y me fui a la montaña
Fatigada del llano.
Yo tengo un hijo fruto del amor, de amor sin ley,
Que no pude ser como las otras, casta de buey
Con yugo al cuello; ¡libre se eleve mi cabeza!
Yo quiero con mis manos apartar la maleza.
Mirad cómo se ríen y cómo me señalan
Porque lo digo así: (Las ovejitas balan
Porque ven que una loba ha entrado en el corral
Y saben que las lobas vienen del matorral).
¡Pobrecitas y mansas ovejas del rebaño!
No temáis a la loba, ella no os hará daño.
Pero tampoco riáis, que sus dientes son finos
¡Y en el bosque aprendieron sus manejos felinos!
No os robará la loba al pastor, no os inquietéis;
Yo sé que alguien lo dijo y vosotras lo creéis
Pero sin fundamento, que no sabe robar
Esa loba; ¡sus dientes son armas de matar!
Ha entrado en el corral porque sí, porque gusta
De ver cómo al llegar el rebaño se asusta,
Y cómo disimula con risas su temor
Bosquejando en el gesto un extraño escozor...
Id si acaso podéis frente a frente a la loba
Y robadle el cachorro; no vayáis en la boba
Conjunción de un rebaño ni llevéis un pastor...
¡Id solas! ¡Fuerza a fuerza oponed el valor!
Ovejitas, mostradme los dientes. ¡Qué pequeños!
No podréis, pobrecitas, caminar sin los dueños
Por la montaña abrupta, que si el tigre os acecha
No sabréis defenderos, moriréis en la brecha.
Yo soy como la loba. Ando sola y me río
Del rebaño. El sustento me lo gano y es mío
Donde quiera que sea, que yo tengo una mano
Que sabe trabajar y un cerebro que es sano.
La que pueda seguirme que se venga conmigo.
Pero yo estoy de pie, de frente al enemigo,
La vida, y no temo su arrebato fatal
Porque tengo en la mano siempre pronto un puñal.
El hijo y después yo y después... ¡lo que sea!
Aquello que me llame más pronto a la pelea.
A veces la ilusión de un capullo de amor
Que yo sé malograr antes que se haga flor.
Yo soy como la loba,
Quebré con el rebaño
Y me fui a la montaña
Fatigada del llano.
ALFONSINA STORNI
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