De todas partes soy forastera.
Ajena a la ciudad, voy armando mentiras para seguir con vida.
Escribo tu nombre con rabia y tinta invisible.
Se me dificulta respirar, un nudo recorre el esternón.
Enredándose entre las costillas y la razón.
Sé que te ríes de mi enfermedad que lleva tu nombre.
Te odio y me inspiras.
Versos duros y fríos como tus ojos.
Los libros de autoayuda no sirven para esto, que recorre mis venas.
El vino no detiene la oscuridad ni tu voz en mi mente.
Te pregunto, como alguien de besos cálidos puede ser tan cruel.
Y ni el silencio responde.
