Caminando por las altas cumbres de la cordillera de Los Andes en un día de verano
mi espíritu conmovido por la inmensidad alcanzó un estado de contemplación singular
Ciertos pensamientos e imágenes acudieron a mi mente
y descubrí espacios de luz y de texturas, profundos y substanciales.
Asistí a mi traslación errante dentro de una bóveda celeste.
Observé composiciones geométricas, pétalos de naturaleza,
Capullos erectos y flores de piedra en éxtasis armónico.
Percibí efluvios iluminados por la composición cósmica de la materia
Filamentos sutiles de caprichosas formas
Transfiguraciones de luz y energía.
¡La belleza de la creación es infinita!
Figuras ovaladas y triangulares, rojas, oscuras y verdes,
violetas, intensas y luminosas.
Gigantes y vigorosas rocas sostienen a esta esplendida creación.
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