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Foto del escritorentre parentesis

Lidia Mansilla Valenzuela

EN LA RIVERA DE TALCAHUANO


Un barco descansa junto a la rivera

del mar de Talcahuano

las gaviotas revolean al sol,

donde un día se mojaba,

los pies la Olivia desmayada,

en los brazos del Popeye que parecían alas.


Parece abatido por los ecos

perdido en la distancia de los sueños

le da el dorso al mar

y con la vejez se bate a duelo,

como un dibujo salido de historietas

la Olivia y Popeye se besaban a su alero.


Sus máquinas fueron el maestro donde

el viejo marino aprendiera

el valor del trabajo y el apoyo solidario

en peligro y la tragedia.


Olivia recuerda las tardes

en que anclado el RAM Poderoso esperaba,

ella retozaba en el regazo

de su siempre amado,

hoy que lo ve tan solitario y cabizbajo

recuerda el comienzo de su romance

al murmullo del mar y el olor de las maquinas

ve como el tiempo ha pasado

dejando huellas en sus resquebrajadas maderas.


Estrella de marineros,

en oleajes incontrolables.

el aguacero y las trombas

terminaron por mellar sus fuerzas,

como su viejo marinero es cierto

que ya no la besa como en esas lejanas tardes

Olivia halaga los escalones del viejo barco

sus caricias huelen a menta y manzanilla

quisiera curarlo, darle nuevos bríos

para que los niños sepan de su osadía.


A la tierra lo subiría piensa

mientras besa los brazos de Popeye

lo convertiría en biblioteca

un museo al trabajo marítimo

puede que lo convierta en un barco pirata

donde sus nietos escuchen las hazañas de Popeye,

quizás le llevaré río arriba, lo anclaré

junto al Lanalhue, y vendrá la Pincoya

el Trauco, el Colocolo, los seres míticos

y haremos un nguillatún

para colmar sus deseos de navegar


Popeye abrazando a Olivia murmura

….. amor, ojala que la vida no nos olvide

y que a este barco tan querido

el Puerto le dé alas

(marzo 2008)


EL CASADO INFIEL


Y que me lo llevé al motel

Creyendo que era soltero

Pero tenía mujer.


Fue la noche del año nuevo mapuche

Y casi por compromiso.

Se congelaron los relojes

Y pasaron las micros


En las últimas esquinas

Toqué sus nalgas flacas

Que se me mostraron de pronto

Como dos duraznos secos.


El ruido al sacarse los calzoncillos

Me sonaba en el oído

Como una melodía inconclusa

Rasgada por el frío.


Sin luz en el alumbrado público

Los árboles goteando desamparo

Y un horizonte oscuro

Ladraba muy lejos sin desafío


Pasada la plaza de armas

Las araucarias y los tilos

Bajo su falta de pelo mirando su cabeza

Hice un hoyo al destino.



Yo me quité la casaca

Él se corrió el cierre

Yo me desabroché el sostén

Él los botones de la camisa

Ni ositos peluches, ni barbas de hualles

Tienen el pecho tan peludo

Ni la cobija de lana

Abrigaba con más placer.


Sus piernas se me pegaban

Como papas recién sancochadas

La mitad llena de pelos

La mitad llena de sarpullidos


Aquella noche corrí

El más ridículo de los desafíos

Montada en caballo domado

Sin ropas y sin cariño


No quiero decir, por mujer

Las cosas que me di cuenta

La comprensión del momento

Me hace ser muy comedida


Sucio de besos y sudor

Yo me lo llevé del motel

Con el frío corrían

Los transeúntes a las micros.


Yo me porté como quien soy

Como una mestiza legítima

Le regalé un llavero rojo

De mi equipo de fútbol preferido.


Y no quise quererlo

Porque teniendo mujer

Me dijo que era soltero

Cuando lo llevaba al motel.


Paráfrasis de La Casada Infiel

de Federico García Lorca.


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