DE MI LIBRO: PROFUNDAMENTE HUMANAS
ENARBOLANDO FRUTOS
Ahora me acuerdo de ti,
a orillas del Carampangue
aquella casa medio dormida
desgajada de tiempo,
la quinta enarbolando frutos
del durazno, los membrillos,
los guindos con sus gustillos rojos
aromatizando el aire,
y ese farol en la esquina de la noche.
Me acuerdo de la tía Elda
oliendo a manzanilla,
los sabores costinos,
tan olorosos a cochayuyos,
a emociones.
Me acuerdo de la baldosa
de la plaza de Arauco
los moreros de la calle Cochrane
y los arrollados sueños en los graneros.
De la mermelada de mora
el gallinero lleno de huevos
y la manta española de mi abuelo,
me acuerdo de la letra muda
y rayada en el silabario
las hiedras polvorosas de la escuela,
y después, la vida y sus saqueos.

RETRATOS
La nublada ciudad, seria y afligida,
de santos claroscuros,
la vieja escuela primaria
y tu mujer de mi patria
cubriéndote de cartón.
El volantín azul arriba
en el recuerdo de la provincia olvidada,
las matitas de poroto y zapallo creciendo,
prendiéndose en los muros del alma,
Las calles y sus retratos,
afianzando un sol perfecto y polvoso,
los cantos escritos en la piedra,
por la mano que ninguno conoce
Y después, después, golpeando la nostalgia
las cacerías y borracheras en la nada,
adentro el espíritu irreparable,
Los versos honestos entre los sembrados,
las vértebras enterradas, los viñedos
las islas profundas de la península
lo mismo que una comida de invierno,
y después, la mujer confundida
a patadas con los manicomios,
por el desamor y los golpes.

AÑO DURO
Los mensajes lluviosos:
de una madre
“estudia, hija”,
las cosechas van malitas,
los sueños se van cayendo del cielo
y a tu pequeña se le quebró un diente.
¿Qué te sucede?...
manda un giro, nosotros rezamos por ti.
ha sido mala la cosecha hija
Hija es duro el año
abrazos te manda tu padre
y yo un poco de charqui
aquí, ya hay violetas,
Cuídate,
están caras las aceitunas
aun como las patitas de chancho,
miel, quesitos de cabra,
murió el vecino aquel que cuidaba
los árboles de la plaza.
Cuídate mi niña
el año ha sido malo.
Y tu hija te espera.

CARTIGO SIN SABER
Como una muñeca de loza,
sobresalían sus ojos color miel
enclaustrados bajo la tristeza,
era casi una niña, una mujer.
Largos cabellos negros
cubrían sus menudos pechos,
mientras su hijo se alimentaba,
deja entrever cómo brota
su amor bajo la angustia
del castigo sin saber.
La palidez de su blanca figura,
y en su risa imperfecta
muestra huellas violáceas
esculpida en su rostro.
Tenía las manos fuertes
y sus dedos eran largos
igual a las uñas que los remataban.
Bella su cara de niña
con pequeñas pequitas
y entre sus labios
una armoniosa sonrisa
mientras a su niño amamantaba.

PUESTA EN PIE
Y así te pensé entre sueños:
puesta en pie,
levitando libre entre las sedosas nubes
de la noche otoñal.
Ha sido un sueño vulnerado
por los deseos incontenibles de penetrar
el cuenco de tu historia,
te he visto vestida de amazona,
cabalgando sobre amaneceres,
danzando hasta exprimir tu esencia.
Hoy despierto con la dulce sensación
de conocer los andares sobre la gruta
donde escondes la sabia
por el miedo a sentirte incomprendida
Quiero saberte en mi historia,
ser parte de la tuya
y mis nietas
conozcan tu nombre y tu niño,
tu pasión y tu desvelo,
tu locura y tu cordura, el ser mujer.

MI PEQUEÑA NIÑA
Permite mi pequeña niña
antes que comience la batalla,
y rendidas caigamos entre las horas
tu abrazo de ternura
se cuelgue a mi abrazo cansino,
despeje la mente de las ansias
que produce el trabajo.
Evitar esas angustias
con las que llego
después de toda una jornada
entre cuatro paredes
donde le doy ganas a la vida.
Déjame saboree tu sonrisa
déjame sorbo a sorbo
me embriague en la ternura de tus ojos.
Mi dulce niña
luego cuando hayas alcanzado
la edad de la primavera
te deseo prolongues tus deleites.

EN EL JUSTO MOMENTO
No me pidas
olvide aquella noche,
de tu cuerpo insepulto,
quiero seguir nutriendo
la historia, para que nunca más.
Gritar en el justo momento
en que deposito una oración blanca
en el exacto instante
en que el sol se oculta por el horizonte
y aun no hay respuestas.
No se sabe dónde estas
dueles entre los goces
del arrebol de abril,
cuando las páginas de los libros
dicen verdades
gritan sueños
y no hay justicia.
¡Tengo sed!
Tengo hambre,
tengo sueño...
tras esta larga pesadilla
de tu ausencia.

UNA Y MIL VECES VOLVER
Y pensar
pese al tiempo transcurrido
aún se erizan recuerdos
cuando los jazmines aroman
los azules de la patria.
y evoco aquella marejada
que prendió la mecha de igualdad
olvidar no puedo
el viento arremolinado despierta
los 50 años sin ti
y volver, una y mil veces,
a acunarme en las arenas,
atrapada,
presa,
encadenada
a la juventud
percibiendo tus anhelos
y el abrazo postrero
de la muerte adelantada.
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