MARÍA CAROLINA GEEL: PASIÓN MÁS ALLÁ DE LA ESCRITURA
- entre parentesis
- 15 ene
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En mi país la labor literaria de las mujeres
es de incontrovertible valor y trascendencia
María Carolina Geel
(Prólogo. Siete escritoras chilenas.
Santiago: Rapa Nui, 1949, p. 1).
Autora atrevida y comprometida con su género, su personalidad literaria, y el tratamiento narrativo de la lucha por la libertad sexual e intelectual de la mujer, además de su papel como crítica literaria en Siete escritoras chilenas, pronto despertaron la admiración de notables autoras como Gabriela Mistral o María Luisa Bombal.

Seudónimo de Georgina Elena Silva Jiménez (Santiago, 18 de agosto de 1910-1 de enero de 1996) fue una escritora chilena, catalogada como una mujer muy controvertida tanto por su literatura como por protagonizar uno de los crímenes más conocidos de la época, que fue consumado en el Hotel Crillón. Según su nieta, al momento de fallecer tenía 85 años cumplidos, nunca la escuchó hablar del crimen que le dio más fama que su obra y padecía de un avanzado Alzehimer. María carolina trabajó como periodista, escribió artículos para diarios y revistas, publicó algunos relatos cortos y se hizo conocida en el ámbito literario chileno por sus novelas.
Pero, ¿cuál es la verdadera importancia del trágico suceso acaecido en 1955?; a saber, en el Hotel Crillón, lugar muy frecuentado en la época, la mañana del 14 de abril de 1955 sin previo aviso, ante probablemente la incredulidad de ambos, la escritora sacó su pistola, apuntó a su pareja y le disparó hasta cinco veces. El amante, un conocido gigoló criollo, murió al instante. La cárcel fue el destino de María Carolina. Su silencio tampoco la ayudó. un reporto le preguntó que edad tenía cuando se la llevaban detenida y ella, que en aquel entonces tenía 45, dijo "tengo 80 años".
Ahora bien respondiendo la pregunta hecha en el párrafo anterior, toda esta tragedia griega le sirvió a la escritora para logar su obra más trascendente, su obra cumbre, por la cual volvería a estar nuevamente en medio del ojo del huracán, de los críticos literarios y de la fama: "Cárcel de mujeres", una novela transgresora y valiente sobre el universo carcelario femenino del Chile de los años 50, abordada desde la reflexión, la empatía y la inteligencia, que sacudió a la sociedad de la época al mostrar sin adornos ni tabúes la realidad entre barrotes: la maternidad, la violencia o el deseo pasional entre mujeres. Pero su mayor logro fue la escritura, esa prosa poética, envuelta en el misterio, creando una atmósfera que sólo en Chile se puede comparar a la prosa de la Bombal. dejó plasmada en estás páginas (libro que se publica hasta hoy), tal vez, las más hermosas y profundas frases de la narrativa nacional.
Ahora bien, el gran misterio radica en el por qué del asesinato a su amante. Nunca dijo por qué cometió tan nefasto acto. Estuvo encarcelada tres años pero garceas aun indulto presidencial (gestionado desde el extranjero por Gabriela Mistral) salió en libertad, libertad que le sirvió para publicar dos obras más "El pequeño arquitecto" y "Huida" y para refugiarse en su hogar, lejos del mundillo literario.

DE CÁRCEL DE MUJERES
“A muy pocas he conocido, pero a todas las he oído. Llegan aquí presentando frentes heterogéneos. Llorando, casi nunca. A la defensiva las más. Después siguen las que muestran un melancólico fatalismo, las que hallan el asunto asaz gracioso, las que se apresuran a explicar que en el caso ha habido un error lamentable, las que lo toman con serenidad espartana” (SIC), describió en su novela.
Alone, quien la exhortó a liberarse por medio de la creación: "Escriba, cuente, diga simplemente cuanto sepa; porque aunque se trate de usted misma, usted no lo sabe todo" (Prólogo. Cárcel de mujeres. Santiago: Zig-Zag: 1956. 101 p.).
Alone se encargó de redactar el prólogo, fortaleciendo en aquel gesto su compromiso con la escritora. Esta acción excedió "el mero trabajo de presentación para establecerse, en cierto modo, como protector o defensor no sólo de los materiales que el libro va a contener, sino especialmente avalando a su autora María Carolina Geel para reponerla en el estatuto de escritora, volviendo ambiguo y ficcional su acto criminal" .
Cuando fue publicado, el libro causó mucho impacto, pues hasta aquel momento no se conocía la vida al interior de la cárcel de mujeres. Según Gladys E. Mora, este libro no difirió mucho de su narrativa anterior, pues siguieron presentes los elementos que caracterizaron siempre su escritura: ambientes oníricos y sugestivos, la irrealidad de los espacios, la fragmentación de los sucesos, los constantes movimientos de fuga tanto interna como externa de los personajes, el encarcelamiento de sus emociones, sensaciones y pensamientos, los ambientes pesadillescos en que transitan; lo novedoso era la temática, algo que nunca antes había hecho en la narrativa chilena. Actualmente, a pesar de que María Carolina Geel tiene detractores y detractoras, es una novela de culto, editada una y otra vez, audaz y exquisita de leer.
Esta controvertida figura de las letras se presentó como novelista en 1946 al publicar El mundo dormido de Yenia, que tuvo una dividida recepción al igual que toda su posterior narrativa. De rasgos impresionistas, una de las características principales de sus novelas fue el tratamiento de la interioridad femenina a través de sus personajes. A su vez, las temáticas demostraron una postura de lucha por la libertad intelectual y social de la mujer.
Después de su primera publicación, escribió más: Extraño estío (1947), un relato que llevó a la ficción la privacidad e introspección de una mujer adulta divorciada; Soñaba y amaba el adolescente Perces (1949); El pequeño arquitecto (1956) y Huída (1961). Posteriormente, dio un vuelco a su labor literaria al introducirse en una tarea poco desarrollada por las mujeres de su época: la crítica literaria. Se inició en este género con la publicación de Siete escritoras chilenas (1949), en la que demostró su perspicacia y aguda lectura. En este libro, María Carolina Geel buscó un compromiso con su propio género y con las escritoras contemporáneas al valorarlas como ningún crítico lo hizo antes.
"Cuando él estaba sentado allí, en el último instante, frente a mí, lleno de su vida, yo sentía, escuchaba que el corazón me palpitaba adentro de mis sienes, que iba a ocurrir y que ningún poder sobrevendría para evitarlo. Que iba a ocurrir, ¿qué?"
“Estábamos frente a frente, y yo, que nunca supe vivir, quedé sujeta a la vida; y él, que tan cabal se daba a ella, que nada sabía de ese otro modo de morir que tienen algunos, cayó. Cruzo las manos y me digo que fui yo quien volvió hacia él la muerte; yo, que levanté un arma mortal y, en vez de aniquilarme, ¡lo hice morir!”,
Estas palabras, que forman parte de su obra mencionada, nos muestran cierto parecido a la escritura de Teresa Wilms Montt, sobre todo en sus "Diarios". Geel fue una mujer despechada?, ¿loca?, tenía algún trastorno que la acercaba a llamar la atención de forma trágica. O simplemente tomó una decisión equivocada?. El misterio quedará para siempre. Ella ya no está entre nosotros pero su obra permanece: intensa, veraz y con trazo firme.
Alfredo O. Torres
Lebu, noviembre de 2024.
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