Como ronco, vasto desafío se desatan las imprecaciones y libaciones báquicas del vino desde calles urbanas
Como bandadas de pájaros invisibles que apenas rozaran con manos núbiles el timbal de un oído más bien interno, parece
Cansado y cabreado de hacer poemas a mi pinta traté de escribir con rima, de ser lírico y comprometido
Mis pulmones y mi hígado se resintieron de esos ataques contra natura tan frecuentes en estos tiempos
Otra vez, de viejo, junto al tinto, es que retomo con nostalgia y anhelo esta vieja costumbre de los párrafos
este trunco canto al vino es lo que resulta
pero a mis años
peor es nada
Porque resulta que se supone que tengo que escribir algo sobre el vino
no con esas palabras, los convocantes mencionan la palabra “alcohol”
Pero no creo que se refieran al combustible o al desinfectante
Que me desmientan esos pájaros, quizás imaginarios que sobrevuelan los cielos
de tarde en tarde, desenfadados, se estrellan contra las ciudades
Pero los pájaros no se llevan tan bien con el vino en las mitologías y ontologías naturales y culturales
Este es un prolegómeno no con absenta, por aquí súper cara, además de que hay demorarse en un vasito, paladearlo
ni con Grand Manier, que hace años en mi juventud acompañaba al filet mignon de cheval en un restaurante casi frente a la Universidad de Montreal donde cursaba mi doctorado
tampoco sirve a estas alturas la cerveza, de pocos grados de alcohol y de la que hay que ingerir una buena cantidad que te hincha, a lo más a veces en verano, pero con este frío
me quedo con un Frontera tinto chileno, bueno y barato que llega por aquí
Los chilenos son vineros, otros pueblos son cerveceros
Pese a su considerable población de origen vasco, el chacolí es sinónimo de mal vino en el habla coloquial
Como receta digo que un poco de tinto y unos puchitos, una cena liviana o inexistente dan unos sueños o pesadillas fuera de serie
A veces me pregunto si cuando sueño a veces no me estaré metiendo en la vida de otra persona
Pero me estoy yendo por las ramas
Tengo corto aliento
No soy Withman ni Neruda, que dice “manchas moradas como lluvias caen, el vino abre las puertas con asombro”. Entonces, sean estas líneas lo primero que me sale
en este intento de abarcar este tema
que se derrama en una noche apostillada de anhelos, memorias y nostalgias
Gracias, Jorge.
SOBRE EL VINO, SOBREVINO EL VINO. El vino hace que me hierva la sangre en el buen sentido de la palabra. No de ira, no de rabia descontrolada, digo así porque hace que viva y me reemplaza la aspirina. El vino de que hablo no es del blanco, sino el tinto que bebo de vez en cuando. Cuándo, cuando lo veo servido en la copa, en una reunión de amigos, con compadres y familia, en una cena compartida se recuerda la infancia y la juventud idealista. Bebo del tinto que me hace aflorar la sonrisa y no del blanco que me hace partir la cabeza y me hace golpear la mesa cuando hablamos de política. Porque ya no…