En los albores humanos
de la especie que se abría en abanicos
esos homínidos que nos dieron lugar
No había fronteras
sólo accidentes naturales, las hordas
llevaban de valle a montaña
de estrecho y planicie a mar a continente
su fuego su cultura que empezaba a balbucear
Quizás ahora estemos
en una Manvantara que se inicia
o que termina
Las fronteras que resultan de las anécdotas del poder
de milenios
de invasiones guerras colonizaciones saqueos
se ven perforadas
por multitudes otra vez desplazadas
por los cuatro ámbitos del globo
Con sus escasas pertenencias
o solo con su vida y su familia
Por un mundo que unen redes comerciales
rutas marítimas y áreas
redes virtuales
carreteras que a veces atraviesan continentes
Esos grupos se desplazan por arterias
de metal y concreto
El poeta me dijo el otro día
“Jorge, no sé si debamos lamentar
o celebrar la globalización que le dicen
cada letra se baña en sangre
pero en lo recóndito
Me atrevo a decirte
Titila una luz”
A lo mejor en una de éstas
y pese a todo el sufrimiento
los caudales humanos
que se cuelan por las cercas fronterizas
puede que sean la semilla de un futuro
Un poco la calma de la mar
después del tifón
Un mundo hermano
Sin fronteras.
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