Se discute su origen pero lo cierto es que la peste se incubó en esos animales que en general obedecen a la denominación de salvajes; pero que en entornos favorables y sometidos a crianza y consumo en masa, interactúan frecuentemente con humanos. La CV2025 la detectamos desde nuestras naves una noche cuando se trasladó de una bandada de murciélagos a una de gaviotas, ambos al interior de un tornado. Los primeros casos se dieron en la costa donde la resaca desparramó a las aves destrozadas que fueron recolectadas e ingeridas como todo lo comestible. El contacto físico, la mera exhalación del aire, toses y estornudos, los vapores que se desprenden de eliminaciones fecales y la orina, el viento que reparte todo, la condensación transformada en nubes y luego en lluvia, extendieron el contagio por los cuatro puntos cardinales. Nuestros agentes en el planeta no fueron inmunes. Incluso su deceso era mucho más frecuente y fulminante que el de los habitantes naturales. Quizás esto indique un factor genético de resistencia que quizás sea dominante en algunos individuos y a la postres garantice la supervivencia de la forma de vida dominante del planeta, objeto de nuestros estudios y trabajo de campo, los que nos hemos visto obligados a abandonar debido a las circunstancias.
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Excelentes textos narrativos, con entrecruces de sub-géneros evocativos, fantásticos, memoriales, con diferentes niveles de elaboración de intertextos, en cada uno de este trío de magníficos relatos, gratos de releer por el tono desde el cual se habla, con soltura, con naturalidad hasta en las mayores ficcionalizaciones.