La interpretación de la historia de alguna manera nos atañe a todos. Por encima de los tejeymanejes del diario vivir se insinúa el sentido de todo esto. Un gran signo de interrogación.
Si fuéramos animales no tendríamos estas preocupaciones. De forma sistemática y numerosa bregamos como especie, en los trabajos para conseguir alimento, techo, procreación.
Si fuéramos animales no nos detendríamos en la mitad de lo descrito con esa perplejidad que por un instante nos paraliza.
Los más inteligentes, más aproblemados, más neuróticos de estos animales, o los que tiene tiempo libre imploran a divinidades heredadas o que se arman, a leyes físicas que rigen el cosmos.
No es que nos preocupe ya el sentido de todo. La vida eterna no ya la física, no somos tan ingenuos parece, pero al menos la pervivencia del alma, el espíritu, por último como premio de consuelo la reencarnación como entendemos que creen los hindúes

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