No es algo tan nuevo: el autor austríaco Gustavo Meyrink refiere un caso similar en uno de sus cuentos. Que los genes de la humanidad encierran más sorpresas de lo que sería de esperar se demostró en la época de las pandemias, que diezmaron a la población, respetando misteriosamente a ciertos individuos. Pero los tiempos no están para disertaciones ni debates.
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