La más vistosa caparazón de los moluscos, los rojos coreáceos, los falsos ojos y floraciones
La egregia multitud de las alas, abriéndose en un gozo irisado bajo el sol
No son sino el reverso y la oposición de las zonas más oscuras, escondidas en el estuche de la pata del felino
—No nos pongamos dramáticos mientras repasamos estos hechos del mundo animal, al que pertenecemos.
Eso nos dicen las convenciones de la ciencia y las buenas costumbres
—No nos salgamos de madre vibrantes pero a la vez transidos de pena
Los reptiles que brillan sudorosos
Las pobres tortugas que remontan las mareas con el propósito de desovar
No están más
en las arenas en la gama brusca de la pantalla
Mientras una voz nos recuerda
que en el mismo momento en que el espectador las mira
estas especies están en vías de extinción
—Cerremos pues los ojos—apaguemos el aparato
aprestémonos a las tareas del día
para recabar el derecho a nuestro espán de vida
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