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Foto del escritorJorge Etcheverry

Participio

En la casa, después de unos meses de llegado del exilio, le digo a mi hija. “hay que regularizar tu situación legal en este país, mijita”, ella nació en el país anfitrión que no voy a nombrar, de habla inglesa, donde pasamos un par de décadas. Hago algunas diligencias. Me llega por correo un lindo formulario. Una pregunta dice “organización a que pertenece”, o a lo mejor, “pertenecía”—el final de la palabra se me mojó, estaba tomando café y se me derramó un poco en la hoja. Asumo la segunda opción y pongo “Comité (y ahí viene un nombre que prefiero no divulgar”, luego viene la pregunta “institución educacional donde cursó la secundaria”. Me baja la nostalgia. Mando por correo el formulario completo. Un día se me ocurre ir a visitar a mi antiguo al liceo. Pese a que el barrio se ha modernizado, se ha llenado de edificios y negocios, se mantiene la fachada decimonónica, musgo y piedra, la alta puerta de madera, me atienden unas señoritas muy amables, me hacen pasar a una oficina. Me siento. Una secretaria, o a lo mejor una profesora, entra por la puerta con una carpeta con mi nombre donde al abrirla puedo ver unos justificativos, unos dibujos premiados, un par de fotos, una con mi curso y otra con el resto del equipo de natación del liceo, que hace unos 30 años llegó tercero. Salgo al patio para que no vean que estoy emocionado. Se ve que lo han mejorado y modernizado, pero es el mismo, con sus pilares y corredores. De vuelta a la oficina las funcionarias toman té con galletitas, no me ofrecen ni té ni galletas, no me ofrecen ni siquiera asiento, porque siempre muy amables me hacen pasar a otra sala, me muestran lo que firmé, dice clarito, “organización a que pertenece”, me sujetan los brazos por detrás, les digo, o trato de decirles que había firmado sin fijarme en el participio, como ven, hay una mancha de café justo al final de “pertenece”, o “perteneció”. Me tienden en una especie de cama, me amarran, me dan unos golpes con una especie de correa, entran algunas de las mismas niñas, se toman su tiempo, y unos tipos con caras de doctores, les digo que no tengo nada que ver, que es un error minúsculo y absurdo, fácil de aclarar, pienso en mi hija, para la que estaba haciendo los trámites, en la casa nadie sabe donde estoy, les digo a ellos también que recién me estoy aclimatando de nuevo al español, por eso no me fijé bien en que decía “pertenece”, que no me meto en política, que en estos años mi manera de pensar ha cambiado mucho…




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