La Maricastaña se acuerda de los viejos tiempos
de campos también sembrados de amapolas
--se alisa el pelo--
De cuando las culebras andaban con chaleco
y las plagas caían pudriendo las aguas y la carne
Se mira las uñas
Como cuenta ese libro de sangre
hermano de otros también haciéndose traslúcidos
por los años y centurias
en los horribles anaqueles de la historia
Ella pregunta
Hasta cuándo, señor hasta cuándo
“Hasta que las ranas críen pelo”
Le contesta la voz de otro profeta
citando a un escritor ya muerto
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