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  • Foto del escritorLeonel Huerta

Alguna vez los caballos gritaron su nombre desde la libertad profunda del vientre; alguna vez rieron con nosotros. Hordas y caballadas; dos y cuatro son cinco; la segunda derivada no tiene sentido sin función primera. El resultado final de una ecuación no termina con las rayas paralelas; no quiero nombrar la palabra igual. Y los caballos perdieron su identidad, y las praderas se convirtieron en cuartuchos de hotel; mujer y hombre preocupados de macho y hembra. Y el lenguaje los domesticó a punta de palabras vacías en una onomatopeya que se perdió con Crátilo y Platón. Jamelgo la más terrible; un jamelgo no se vende, no se come, no se mata; se encierra, se ensilla, se estruja, se explota hasta explotar.

Alguna vez gritamos nuestro nombre.



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  • Foto del escritorLeonel Huerta

Viven juntos hace cincuenta años. Ambos poetas, profesores universitarios y de nombre Francisco; el segundo, sólo lo usan para decir te amo…

Cada uno en su sillón leen casi todas las noches un poema de autoría propia. Mientras uno escribe al amor, él otro lo hace a la muerte. Sentados toman su trago preferido: Francisco un whisky en la rocas y Francisco un clavo oxidado con drambuie escocés.


Discuten un rato sobre lo escrito, a veces, en forma constructiva y otras acaloradamente. Ninguno cambia su forma de sentir la poesía. Nada de eso importa, se aman por sobre cualquier controversia.


Terminada su lectura dejan los lentes sobre la mesa y tomados de la mano van a dormir. En la cama uno apoya la cabeza en el pecho del otro.


Una mañana él no despertó. En su tumba leyeron versos de amor y muerte. La poesía de Francisco Francisco.







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  • Foto del escritorLeonel Huerta

¿Te acuerdas del cometa Halley?

¿Te acuerdas de mí?

Fue en otoño

Estación obrera del invierno

Nos desnudamos con aquella canción

¿Te acuerdas del cometa?

¿Te acuerdas de esa vez?

Compartimos

La muerte

El juicio

El infierno

La gloria

Vivimos hasta quedar vacíos

¿De qué te acuerdas?

El día que pasó el cometa

El día que nos perdimos

Espero tu regreso

Una noche

Solo una noche

Y enredarme

En la memoria de lo palpado

Sobre tu cuerpo hecho verano

En el movimiento de tus piernas

Entre sábanas fantasmas

En el despertar de tu clítoris

¿Te acuerdas?



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