Los acantilados del tiempo son fríos, son duros y, son como la muerte
que espera a lo lejos, mientras miramos en silencio una puesta
de sol. Los acantilados del tiempo son deformes y absolutos,
son como el olvido que horroriza la piel y el alma por completo.
Los acantilados son oscuros y cuelgan de hilos pequeños
que amenazan cruelmente con romperse…
Los acantilados del tiempo son fríos como el cemento
y son como de tierra seca y como el polvo dividido. Son como
cráteres congelados que encierran el llanto y son como
un dolor ardiendo cuando castiga el lamento.
En los acantilados del tiempo susurra la conciencia
cuando el que grita es el silencio…
Los acantilados del tiempo son como la muerte.
Son como el vértigo fuerte e indomable
que decapita el viento, ahora, después
o en cualquier momento. Los acantilados
del tiempo son como el furor delirante
de una mente estéril e imparable
en el borde
de todos sus caminos… Los acantilados son como el destino.
Los acantilados del tiempo son fríos
cuando miramos desde lejos una puestas de sol.
Son como la venganza inquebrantable
pero también son como el amor.