CARRERA DE CABALLOS
No me percaté cómo me metí entre las patas de los caballos. De pronto estaba ahí, corriendo hacia una meta inalcanzable, pisoteado, transgredido, intentando, en vano, salir.
Pero la carrera había comenzado y sería eterna.
Fútil intento de alcanzar el absoluto, en tierra de caballos adiestrados, domesticados que corren hacia el acantilado. Ilusos animales que se dejaron domar.
Imposible competencia para un caballo salvaje como yo.
Relinché, pataleé, lloré y finalmente pude descansar a la vera del camino.
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